Arameo
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   Idioma oriental hablado por el pueblo de los arameos. Este pueblo habitaba la parte norte de Palestina y al sur de Siria desde el siglo XII en que parece que surge en la región procedente de Mesopotamia. En la Biblia se le asocia con los grupos nacidos de Tareh, el padre de Abraham, entre los que, a través de Najor, surge Aram. (Gen 22.21.)
   Sea lo que sea la leyenda bíblica, pare­ce que el idioma de este pueblo, lengua semita noroccidenta,l se difundió más que las lenguas cananeas, que había adopta­do los israelitas al entrar en la tierra prometida.
   Fue probablemente el trasiego de las caravanas comerciales las que contribu­yeron a esta influencia. Y la práctica llegó a generalizarse con el trasiego de pueblos impuesto por los Asirios y por los Babilonios en sus conquistas territo­riales en torno el siglo VII y VI a. C y con la unificación lograda por los persas. Al volver los israelitas de la Cautivad, la lengua se hizo normal en la población y el hebreo quedó reservado para el culto y, por lo tanto, para los libros sagrados que se conservaban, transcribían y  transmi­tían de esta forma.
   Era el lenguaje usual del pueblo en los tiempos de Cristo. El Señor lo habló habitualmente con toda seguridad, al igual que María y José. Incluso es pro­bable que lo hizo en las diver­sas formas dialectales existen­tes: el galileo, el sama­ritano, el judaico.
    Es posible que Jesús conociera también algo el griego común, que dominaba en los colonizado­res romanos y en la "Gali­lea de las na­ciones", sobre todo en Cafarnaúm, "la ciudad de Jesús" (Mt. 9.1; Lc. 4.31), ciudad de comercian­tes al final de la ruta de las caravanas.
   Con toda probabilidad entendió tam­bién el sagrado lenguaje hebreo, en el que leyó en ocasiones según consta en la Escritura: Lc. 4 16-20 y Jn. 18.20; Lc. 6.6; Mt. 4. 23; Mt. 13. 53; Mc. 6. 1.6.
   Todos estos idiomas se hacían com­patibles con el popular arameo, ante la diversidad de culturas que se interrelacionaban en aquel rincón sometido y colonizado por los romanos.