CONFUCIO
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   Confucianismo, o confucionismo, es la principal religión de China, aun cuan­do es más bien un sistema social y ético que influye en la vida que una doctrina religiosa estricta.  El promotor Kung-fu-tse (Confucio) ela­boró un sistema adecuado al carácter del pueblo y a sus diversos niveles de vida. Tuvo éxito enorme por las circunstancias, por el carácter chino y por el apoyo de las autoridades a lo largo de los siglos.
   El fondo del sistema es su atención a la lucha entre el bien y el mal, que acon­tece en el cosmos, en la sociedad y en corazón de cada ser humano.  Ha influido en la actitud china ante la existencia, fijando los modelos de vida y las pautas de valor social.
 Desde China se extendió a Corea, Japón y Vietnam y en las últimas décadas ha despertado interés entre los eruditos de Occidente.

1. Vida de Confucio

       Kung-fu-tse (latinizado, "Confucio") nació en el 551 y murió en 479 a.C. Según la tradición era natural del país de Lu (hoy, provincia de Shan­dong), del noble clan de los Kong. Su nombre origi­nal era Kong Qiu.
    La leyenda dice que su padre, comandante de un distrito en Lu, murió tres años después. Dejó a la familia en la pobreza. Confucio, pese a ello, recibió una esmerada educación. Se casó a los 19 años y tuvo un hijo y dos hijas

 


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  La pobreza le obligó a trabajar como criado. Su madre murió el año 527 a. C. Después de un período de luto, empezó a ejercer como maestro. Luego se entregó a viajar de un lugar a otro con algunos discípulos que se le habían juntado. Su fama como hombre de saber y carácter y el tono de su predicación le fueron ganando adeptos en todo el pequeño reino de Lu. La corrupción en el Reino, segunda é­poca de la dinastía Zhou, era grande. Confucio se dedicó a combatirla, más en la gente que en los gobernantes. Pedía a los gobernantes que dieran ejemplo de vida honesta al pueblo y administraran recta justicia.
    Parece ser que, cuando contaba los 50 años, fue designado magistrado de Zhon­gdu. Luego se le nombró ministro del crimen de Lu. Logro con reformas la justicia imparcial. Llegó a ser tan poderoso que suscitó envidias. Las intrigas lograron que fuera destituido. Otras tradiciones niegan estos detalles y le reconocen como un simple funcionario.
   En el año 484 a. C. regresó a Lu y pasó los últimos años escri­biendo co­menta­rios sobre los auto­res clásicos. Murió en Lu y fue enterrado en una tum­ba en Qufu, Shandong.

  2. Escritos

  Confucio no dejó escritos. Sus discípulos recogieron y conservaron sus ense­ñanzas y las plasmaron en varios libros con más o menos fidelidad.
   Su sistema quedó recogido en nueve libros supuestamente escritos o transmitidos por el maestro y sus seguidores, que vivieron en una época de gran inquietud filosófica.
   Estos escritos pueden dividirse en dos grupos: Los Cinco Clásicos (Wujing o Wuking) y los Cuatro Libros (Sishu)

   2.1. Los Cinco Clásicos.

   Los Wujing o Wuking se crearon con probabilidad antes de la época de Con­fucio:
  - El I Ching o Yijing (Libro de las mutaciones o cambios), es un manual de adivinación del siglo XI a.C. pero conocido o tal recopilado por Confucio. Su redacción es la que pudo proceder del maestro, así como algunos de los apéndices con sortilegios que tiene.
  - el Shu Ching o Shujing o Shu Ching (­Libro de la historia), es una colección de documentos históricos antiguos
  - el Shih Ching o Shijing (Libro de la poesía o de las odas), es una antología de poemas antiguos.
  - el Li Chi o Liji (Libro de los ritos) trata de los principios de conducta personal y de las ceremo­nias públicas. Se perdió en el siglo III a. C.. Muchos de sus datos sobrevivieron en una recopilación posterior, el Documento de los ritos.
  - y el Ch'un Ch'iu o Chunqiu (Anales de primavera y otoño) es la única obra recopilada, según se dice, por el propio Confucio. Recoge una serie de relatos de hechos acaecidos en la China feudal desde el siglo VIII a.C.

   2.2. Los "Cuatro libros nuevos"

   Los Sishu son compilaciones de los dichos de Confucio y Mencio y de co­mentarios de seguidores en los primeros tiempos.
  -  El Lunyu (Analectas) recoge las máximas de Confucio, que forman la base de su moral y filosofía política;
  -  Ta Hsüeh (El gran saber) habla de la actitud del discípulo ante la vida;
  -  Chung Yung (La doctrina del método), contiene declaraciones de Confucio con comentarios de los discípu­los,
  - y el Mengzi (Libro de Meng) recoge las enseñanzas de Mencio, uno de los principales seguidores de Confucio.

  3. Principios

   El confucionismo ha dado el tono laico que ha sido característico del pensamiento chino a lo largo de los siglos.

   3.1. No es una religión.

   El confucionismo llegó a ser la ideología oficial del Estado chino. Pero no se presentó nunca como religión establecida con normas, culto, clero y leyes.
   Los eruditos vieron el sistema como las recomendaciones de Confucio, un maestro bueno y sabio, pero no como una revelación de alguien que fuera un enviado de los dioses. Confucio nunca se proclamó a sí mismo enviado divino.
   Los templos posteriores erigidos en honor a Confucio no fueron nunca lugares de culto, sino edificios públicos para ceremonias sociales, en particular el cumpleaños del filósofo.
   Varios inten­tos para divinizar a Confucio y ganar prosélitos al confucia­nismo fracasaron debido a la naturaleza ética de su filosofía.

   3.2. Vida virtuosa

   El conjunto de las enseñanzas de Confucio siempre tendió a promover la virtud, más que la creencia en dogmas. Era un restaurador de la moralidad antigua y del respeto a las tradiciones.  La plataforma protectora de la virtud es la familia. Y el respeto a los padres y a la propia familia es condición de vida justa y honesta. El venerar a los padres, vivos y muertos, fue uno de sus conceptos claves. Su idea del gobierno era paternalista: ordenaba a todos los individuos cumplir con rigor sus obligaciones hacia el Estado.

     6. Cristianismo y confucionismo

   Interesante para el educador cristiano es conocer y reconocer los valores éti­cos del confucionismo:
      - el amor a la familia que promueve;
      - el respeto a la ley que origina:
      - el sentido del orden que posee:
      - la flexibilidad social que sugiere;
      - la sensibilidad estética que muestra;
      - la honestidad que siempre reclama;
      - la pluralidad que acoge y promueve.
   Pero no estará de más que se ponga en guardia contra la confusión que Con­fucio tiene y extiende en su sistema al no diferenciar ética de dogmática, sistema social de actitud religiosa.
   Orientar a los educandos en la claridad de ideas es imprescindible como condi­ción para discernir lo que late en algunos movimientos que llegan de oriente, los cuales promueven un dualismo superado, entre el Yin y el Yang, entre la verdad y la falsedad, entre la paz y la guerra.
   Cualquier actitud agresiva hacia las limitaciones es incompatible con el ecu­menismo. Pero una clarificación de las ideas es imprescindible.

  


 
 

 

 

   

 

4. Etica y Convivencia

     El espíritu confuciano es más ético que fiducial. Ello daría el estilo del pensamiento chino, históricamente tan social y diferente del hinduista y del budista.
 
   4.1. La raíz de la ética

   Para Confucio es el "jen", que significa algo así como "intui­ción humana", "amor", "bondad" y "humanidad".
   Jen es una energía buena, que repre­senta las mejores cualidades humanas de cada persona. En las relaciones hu­manas, el jen se manifiesta:
  - en el chung, o la fidelidad a uno mismo y a los demás,
  - y en el shu, o altruismo, resumido en la regla de Confu­cio: "No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti".


  

 

    Valores importantes en el confucianismo son la honradez, la decencia, la integridad y la devoción filial. Quien posee estas virtudes es chüntzu (caballero perfecto).
    En el plano político, Confucio defendía un gobierno paternalista: ante un soberano benévolo y honorable, el súbdito debe ser respetuoso y obediente.
    El que gobierna debe cultivar la perfección moral para dar buen ejemplo a su pueblo.
    En educación Confucio apoyó la teoría admirable en su tiempo feudal de que "no debe haber clases, sino todos caminar juntos en el saber".
   Las cualidades del hombre bueno son las cinco grandes virtudes que le dan felicidad y paz: bondad, honradez, decoro, sabiduría y fidelidad.

 5. Escuelas derivadas

   El confucionismo ha sufrido muchas transformaciones y desarrollos, como no podía ser de otra forma dado su talante ético, cultural y social

   5.1. Los inmediatos

   Después de la muerte de Confucio surgieron dos escuelas importantes de pensamiento:
        - una representada por Mencio,
        - la otra por Xun-zi.

   5.1.1 Mencio o el bien.

   Continuó la ética de Confucio acentuando la bondad innata de la naturaleza humana. Creía, no obstante, que la bondad original del ser humano puede estropearse por el propio vicio o por el ambiente malvado.
   El problema de la moral estará en cómo proteger al hombre contra el mal que viene del exterior y cómo erradicar el vicio y el peligro del mal.
   En el orden político, Mencio es considerado a veces como uno de los primeros defensores de la democracia, pues anticipó la idea de la supremacía del pueblo sobre el Estado.

   5.1.2. Xun-zi o el mal.

   En oposición a Mencio, Xunzi piensa que los hombres nacen malos y tienen que ser encauzados al bien por la fuerza. Para ello está la educación.
   Da importancia a las normas y represiones. Hay conocimiento que ayudan como la práctica de los ritos, la música y el cultivo de las ciencias.

   5.2. Trayectoria posterior

   Después de su decadencia de los siglos III a C a II d. de C. el confucionis­mo conoció un resurgir intere­sante en la dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.).
   Los escritos confucianos volvieron a tomar vigor y fueron protegidos oficial­mente por las autoridades. Llegaron incluso a ser obligatorios de aprender para ocupar puestos civiles y políti­cos.
   El soberano de la dinastía Han más empeñado en esta empresa fue Tung Chung-shu, quien organizó un sistema educativo basado en Confucio.
   Exigió a los gobernantes una honradez absoluta, por su persuasión de que las acciones de los que ejercen la autoridad, en especial las del soberano, son causantes de fenómenos buenos o mal que afectan incluso a la naturaleza: un fuego, una inundación, un terremoto o un eclipse. El temor al castigo divino resulta útil como freno a los abusos en el gobierno.
   Nueva época de florecimiento conoció el confucianismo en la dinastía Tang (618-907). El monopolio de los conocimien­tos por los eruditos confucianos les aseguró elevados puestos burocráticos. El confucianismo volvió a ser la enseñanza ortodoxa estatal.

   5.3. Neoconfucianismo.

   En los últimos siglos las interpretacio­nes confucianas han evolucionado acele­radamente.

   5.3.1. Renovación

   En los tiempos de la dinastía Song (960-1279) surgió un nuevo sistema de pensamiento confuciano basado en una mezcla de elementos budistas y taoístas.
   Se la suele denominar a esta época neoconfucianista. Los eruditos que desarrollaron este sistema intelectual cono­cían bien las otras dos filoso­fías: el taoís­mo y el budismo y tomaron muchos elementos de ellas.
   Luego las tendencias de los intelectuales se ramificaron en diversos estilos o movimiento. El más famoso fue el de  Zhu Xi, un eminente pensador, que estableció una nueva base filosófica.
   Según el sistema neoconfuciano que representa Zhu Xi, todos los objetos en la naturaleza están compuestos de dos fuerzas inherentes:
     - li, principio inmaterial universal o ley, que late en toda vida humana y en el cosmos;
     - y ch'i, la sustancia de la que están hechas todas las cosas materiales.
  Mientras ch'i puede cambiar y disolver­se, li, la ley subyacente y nutrida de miríadas de cosas, permanece constante e indestructible.
  Zhu Xi identifica el li en la humanidad con la naturaleza humana, que es igual en todos los hombres. Rechaza las dife­rencias, aunque las tolera por la diversa manera de recibir y de integrar en si el ch'i. La pureza puede alcan­zarse am­pliando el conocimiento propio del li en cada objeto concreto. Los razonamientos se multiplicaron en un verdadero alarde de libertad de pensamiento.

     5.3.2. La oposición

   Opuesta a la escuela del li (ley) está la escuela hsin (mente). Su mejor siste­matizador fue Wang Yang-ming, quien enseñó la unidad de conocimiento y de práctica, del pensar y del obrar.
    Su principio es "la mente rige todo". Ni ley ni objetos existen sin la mente que los da sentido. En la mente se hallan todas las leyes de la naturaleza y nada existe sin la mente.

     5.3.3. Reacción

     Durante la dinastía Qing (1644-1912) hubo una fuerte reacción contra las dos tendencias anteriores: li y hsin.
   Los pensadores Qing defendieron una vuelta al primer y acaso más autén­tico confucianismo del período de la dinastía Han, cuando no habían llegado las in­fluencias taoístas y budistas.
   Regresaron a los textos clásicos confucianos utilizando la filología, la historia y la arqueología.
   Las discusiones se prolongaron hasta el siglo XIX, en que la reacción se volvió contra la metafísica y se quiso volver a la ética. Por eso existieron en el confucianismo connotaciones políticas y se perfi­laron programas de reforma social.
   K´ang Yuwei, líder reformista confucia­no, pretendió hacer de la filosofía confu­ciana una forma de religión nacional. El movimiento fracasó y al llegar la  Revolu­ción China de 1911, el confucianismo fue mirado como reaccionario.
   Al llegar el comunismo, el confucianis­mo perdió toda su influencia, incluso fue proscrito oficialmente y perseguido, aun­que quedó latente en una parte de los intelectuales no socialistas.