DIDAJÉ
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   Didajé (en griego, 'enseñanza'), es probablemente el primer catecismo un tanto sistemático y pastoral que se conoce en la Historia de la Iglesia cristiana.

   1. Datos del texto

   Es difícil datar con seguridad su año de composición, pero puede estar escrito hacia el año 70 (antes de Mateo y Lucas y, desde luego, antes que Juan). Hay quien lo retrasa hasta mediados del siglo II, pero cobra peso la tesis de llevarlo al siglo I.
  

El subtítulo que lleva, "doctrina de los doce apóstoles", deja bien clara la intencionalidad del redactor, que era ordenar las enseñanzas de los Doce y transmitirlas de forma coherente con una intención didáctica o cetequética. El lugar de composición parece Siria, sin que sea seguro.

 El documento fue desconocido hasta el año 1873, año en que fue descubierto por el metropolitano griego de Nicomedia, Mns. Filoteo Briennios, en la Biblioteca del Monasterio del Sto. Sepulcro de Constantinopla. Lo estudió, relacionó, lo comentó y, en 1883, lo publicó para conocimiento cristiano.

    3. Valor

  Su valor, no sólo por su contenido, sino por el tiempo en que surge, es impresionante
 
 3.1. Valor histórico

  Es un primer intento de organizar por escrito unas enseñanzas conformes al mensaje cristiano y un plan ordenado, En esto reside su importancia histórica como primer catecismo de una comunidad cris­tiana, que luego será complementando más doctrinalmente cuando vengan los grandes Padres del siglo IV
   Por otra parte, el hecho de contener variedad de perspectivas hace a este documento de una importancia singular.
   - Hay aspectos morales (los dos caminos) que implican actitudes vitales;
   - hay aspectos litúrgicos (Bautismo, oración-ayuno, Eucaristía)
   - hay aspectos eclesiales (usos de los profetas y doctores y existencia de obis­pos y diáconos),
   - Hay un reclamo escatológico (preparación a la venida de Señor Jesús).

    3.2. Valor catequético

    Todo ello hace posible a la Didajé el convertirse en una verdadera guía para los que quieren profundizar la verdad cristiana y un excelente plan de preparación de los conversos para los que se dedican a instruirlos, informarlos y alentarlos en el camino de la fe.
   Las normas sobre el culto litúrgico reflejan su antigüedad y el sentido espiri­tual que era propio de aquellos primeros cristianos. Contiene oraciones eucarísticas, cánones e invocaciones, que son las más antiguas que se conocen sobre el bautismo y la Eucaristía.

    El hecho de recoger el Padrenuestro y la invitación a la oración acercan a este catecismo también a la categoría de "manual de piedad".
    No es extraño que en algunas comunidades primitivas este texto claro, ordenado y hermoso, se considerara como libro santo y se le catalogara como perteneciente al canon bíblico.
   Es el mejor documento que nos queda del siglo I (tal vez de inicios del II) para conocer la ordenación de la doctrina desarrollada para nuevos conversos.

   4. Sentido modélico

   Aunque el manuscrito descubierto era una copia de otro manuscrito anterior hecha el año 1056 por un tal León copista, recogía con casi seguridad el texto primiti­vo. Y en éste quedaba clara la intención que regía en su redacción y en su conservación estaba preparado para edificación de la comunidad en la que se elaboraba.

   4.1. Ejemplo de catequesis

   En el fondo existe un intento, muy primitivo todavía, de hacer una presentación sistemática, y en forma de resumen, de "La Doctrina del Señor a las naciones por medios de los Doce Apóstoles", que es el título ampliado que acompañó al breve de Didajé o Enseñanza.
   Con todo es interesante contrastar que en el desarrollo de las ideas no se alude para nada a los Apóstoles.
   Ello hace sospechar a mucho que la referencia a los Apóstoles en el título es una añadidura de copistas posterio­res.

   En todo caso, el valor de la Didajé está en ser un compendio doctrinal y moral y no un relato al estilo de los Evangelios canónicos, o también de los apócrifos, que se inician al tiempo en que la Didajé se compone. Se explican los preceptos morales y se dan instrucciones y exhortaciones.

  4.2. Alcance catecumenal

  En la catequesis de los tiempos actua­les se desentierra con cierto interés el sentido del catecumenado. La Didajé es un texto, casi con toda seguridad, orientado a ser guía de educación de la fe.
   No es suficiente para un catecumenado actual. Pero con ella se puede resaltar lo importante que es la sistematización y la orientación vital e la doctrina cristiana.

   Primero, puede servir de modelo para los que se inician en la fe, sobre todo si lo hace desde la madurez de edad y la libertad de elección.
   Pero también sirve de ejemplo a las personas maduras que, de cuando en cuando en su vida, revisan sus actitudes y creencias y actualizan su fe.
   La Didajé es un modelo hermoso que, a su venerable antigüedad, añade su intuición, el reflejo de su profundo amor a la verdad, y el latido del corazón de Cristo en ella.
  No es extraño que en diversas comunidades cristianas primitivas se la llegara a valorar como libro inspirado y figurara en los libros canónicos y litúrgicos.
 Por eso ha sido hasta nuestros días un libro de permanente actualidad, un mensaje de esperanza, un modelo de catequesis de fraternidad.


 
 
 

 

 

   

 

 

2. Estructura y estilo

   La estructura de la Didajé es sencilla y se vertebra en torno a cuatro centros de referencia.
     1. La teoría de los dos caminos difundida en ámbitos judaicos (Caps. 1 a 6)
     2. La sección litúrgica que habla de Bautismo, ayuno, oración y Eucaristía. (Caps 7 a 10)
     3. La parte disciplinar en que se habla de los ministerios y de los deberes de la comunidad a su respecto. (Caps 11-15)
   4. La conclusión escatológica (Cap. 16)

2.1  Esquema de la Didajé

    1) Los dos caminos


        Son el de la vida y el de la muerte, el de la paz y el de la alegría. (Cap. 1)
      Están relacionados con los mandamientos del Señor. (Cap. 2)  no mataras, no calumniarás, no tener palabra falsa, decir la verdad.
    Y ellos nos hará posible huir de todo mal: ira, envidia, fornicación. (Cap 3)
     Implican el vivir con los buenos, el honrar al que anuncia la verdad
     Respetar los bienes, educar de la mano a los hijos odiar la hipocresía (Cap 4)
   Huir del camino de la muerte: asesinatos, adulterio, hechicería, envidia. (Cap. 5)  Y ante todo y sobre todo vigilar y llevar el yugo del Señor (Cap. 6)
 2) La celebración litúrgica
      El Bautismo se hace en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu (Cap 7)
       Para ellos se ayuda y se dice Padre nuestro, que estás en los cielos... (Cap. 8)
      Y dar gracias a Dios  sobre el pan y decir "Te damos gracias Padre..."× (Cap. 9)
     Después de haber saciado seguir con gracia y decir "Ven Señor Jesús". (Cap. 10)

3) La vida eclesial
    Supone que los apóstoles y profetas enseñan el Evangelio (Cap. 11)
     Practican la hospitalidad con los peregrinos y el trabajo fiel (Cap. 12)
      Exige dar pan a los profetas y doctores que iluminan en la comunidad (Cap. 13)
      La reunión dominical es necesaria para ofrecer las plegarias a Dios (Cap. 13)
        Allí los obispos y diáconos ofrecen su ministerio y corrigen a los hermanos (Cap. 15)
  4) Final escatológico
     Todo ello nos ayuda espera la venida del Señor, con vigilancia y amor.
     Evitando a los corruptores de las ovejas, que son lobos ante de la prueba
     Y el Señor castigará el mal y los resucitarán y verán al Señor (Cap. 16)

2.2. La parte moral y litúrgica

   La de los dos caminos se armoniza con el mismo mensaje que Juan atribuyó al Señor (Mt. 7. 13-14 y Lc. 13.24)

   2.2.1 La sección litúrgica.

   Ofrece una primitiva presentación de la importancia atribuida al Bautismo como signo de conversión y penitencia. Por eso se presenta unido al ayuno.
   Además, la vida cristiana se fortalece con la celebración eucarística, en el contexto de un banquete ritual, en el cual la fraternidad sobresale por encima del simple rito.
   En las fórmulas presentadas se resalta la acción de gracias y un tipo de bendiciones de interesante inspiración judaica, lo que hace pensar en comunidades muy vinculadas con los judíos de la Diáspora.

  2.2.2. Parte disciplinar y eclesial.

  Vuelve la atención a los que ejercen ministerios en la comunidad: los docto­res, los profetas, los vigilantes o epíscopos, los diáconos y los apóstoles.

  2.2.3.  El epílogo escatológico
 
  Lleva la atención al Señor que vendrá y a la vida que nos aguarda en unión con él. Es una hermosa culminación homilética, evangélica y catequética