Esperanza
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        Virtud teologal que nos mueve a con­fiar en Dios por su grandeza infinita y por el amor manifiesto que tiene al hombre.  Al decir que es teologal, quiere decir que es regalo de Dios, que no es con­quista del hombre. Nos hace tender continuamente hacia Dios, confiando en su gracia para llegar hasta El. Y en cuan­to don sobrenatural, nos transforma espi­ritualmente y nos acerca a Dios mientras caminamos en la vida.
   La esperanza, como la fe, terminará cuando alcancemos en la vida eterna el objeto deseado. Por ese es una virtud de viadores, a diferen­cia de la caridad que "permanece para siempre" (1  Cor. 13.13)
   Lo contrario de la esperanza es la desesperación o pérdida culpable de la esperanza para no confiar en Dios. También lo es la presunción, o vana esperanza, que consiste en esperar lo que no se debe esperar por no ser conforme a Dios.
   La catequesis de la esperanza es muy importante en la vida del cristiano. Sin embargo se olvida con frecuencia y se atiende más a la catequesis de la fe y de la caridad. Sin embargo es imprescindi­ble desarrollar las actitudes interiores que preparan el espíritu a recibir las prome­sas divinas y desarrollar la esperanza de que se cumplirán por ser Dios quien es.
   Pero esa catequesis exige cierto desarrollo de la personalidad, cierta madurez espiritual. Sin olvidar la infancia como etapa de siembra, es la juventud el tiem­po de especial cultivo.
     (Ver Virtudes 5.3 y Escatología 3)