Espiritismo
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     Doctrina que sostiene la posibilidad y la realidad de la comunicación con los difuntos o con otros espíritus existentes en la naturaleza o fuera de ella. Sobre todo se centra en el contacto con los ya fallecidos, por medio de un vidente o  médium. El espiritismo se ha practicado como forma de juego y entretenimiento, aprovechando determinadas habilidades o incluso energías naturales como la radiestesia o la intuición. Pero en ocasiones se han convertido en sistemas orga­nizados de explotación y de manipulación de grupos o de personas.
    Incluso en algunos lugares se ha convertido en una religión vinculada al diabo­lismo, como en 1848 en Estados Unidos de América, en que surgió un grupo a través de una niña usada como médium, Margaret Fox, a quien su padre y su hermana convirtieron en centro de culto.
    La primera revista espiritista apareció en 1872, "Laiht", publicada por el exsacerdote británico William Stainton Moses, lo cual generó un fuerte movimiento sostenido por charlatanes y prestidigitadores.
    La ingenuidad de muchos adeptos al espiritismo y la rentabilidad económica que a veces se genera con las aportaciones logradas con sesiones de consuelo espiritual o de contactos pretendidos con difuntos queridos, ha convertido el espiri­tismo en "negocio" y en desviación ética que conviene tener en cuenta.
    No basta la negación de todo fenóme­nos para desacreditar la dependencia que se establece, la curiosidad que se estimula y las aberraciones que a veces se cometen (incluidas la sexuales) en las sesiones, sobre todo diabólicas.
    Hay que asumir la existen­cia de fuerzas parapsicológicas, como el movimien­to de objetos, la producción de sonidos artifi­cia­les, la aparente adivinación.
    El educador debe estar al tanto de lo que hay detrás de los grupos espiritistas, desenmascarar las farsas y prevenir a los que, por afectividad o por exaltación fantasiosa, están más propensos a caer en las redes de los explotadores.