Evangelios
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        Concepto general de buena noticia (eu-angelo), de buen anuncio, de mensaje excelente.  El Evangelio, en cuanto mensaje, está registrado o consignado en los Evangelios en cuanto textos o documentos que dan fe de él. Por eso, cuando se emplea en plural, en castellano se suele hacer alusión a los textos escritos. Y cuando se emplea en singular, se alude al mensaje puro de Jesús, el cual se halla recogido por los textos, pero también por los de­más escritos bíblicos: Carta apostólicas, Hechos y Apocalipsis, y por la tradición viva que nació con los primeros cristianos y sus formas de vida evangélica.
   No hay que ignorar, por un falso sentido de pureza bíblica, que diversos escritos apócrifos de los primer siglos se ampararon en el término de Evangelio. Y que con toda seguridad entre los escritos no evangélicos primitivos late el eco de las enseñanzas de Jesús. Incluso con toda seguridad algunas de las ideas, mensajes o enseñanzas que esos escri­tos atribuyen a Jesús (los anagrafa) así como en al arte, en los ritos y cultos, en las costumbres, queda el Evangelio en el sentido extensivo del concepto.

En todos los textos se descubre el Evangelio como oferta y mensaje, no como sistema filosófico o como conjunto de enseñanzas sociológicas. El mensaje o kerigma es una llamada a la fe y reclama una respuesta de vida.
   Luego fue organizándose la doctrina o conjunto de enseñanzas y normas que reclamaban una formación sistemática y progresiva y que tendrían que ver ya con la doctrina, con la moral, con las virtudes cristianas
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