Fraile
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     Nombre dado a los religiosos que viven en algún género de fraternidad y recoge el termino latino "frater" que en occidente se expresa como "fraire"
   La idea genérica que aparece tantas veces en el Nuevo Testamento: "los hermanos" (382 veces aparece "adelfos"), se aplicó a los solitarios y eremitas de los primeros siglos, siguiendo la costumbre de las comunidades cristianas.
   De forma especial, y más tardíamente, se llamaron hermanos o frailes los miem­bros de los cenobios, de los monasterios y de los cabildos. Ya adelantada la Edad Media surgieron los Hermanos, los frai­les, de las Ordenes Men­dicantes o con­templativas.
   Más tardíamente se aplicó a los "legos" de los Institutos en que hay sacer­dotes (padres) y laicos (hermanos), forma usual que se transmitió también a las ramas femeninas de las diversas Ordenes o Instituciones.
  En el siglo XIX la acción de los librepensadores y los escritos críticos y mor­daces de los escritores "ilustrados" cargaron de sentido despectivo términos como "cura", "monja", "frailes", "sacristán", "canónigo", y profanaron términos venerables como "santero", "ermitaño", "lego". El término genérico "jesuita", por ejemplo, figuró en el Diccionario de la Academia Española hasta tiempos recientes con la tercera acepción de "taimado, disimulado e hipócrita", rasgos tanto poco concordes con figuras como  las de San Pedro Claver o San Francisco Javier.
   Todavía queda el concepto de fraile en múltiples ambientes con el sentido que el mordaz Erasmo de Rotterdam le atribuye en el cap. 6  del “Elogio de la Locura”.
   Por eso es importante en la educación cristiana enseñar a juzgar las realidades con el sentido original de los términos y no con las resonancias sociales que en ocasiones han adquirido.