Ideología
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     Literalmente significa "tratado de las ideas", en el sentido de "cien­cia de las ideas": Se alude con la expresión a algo más complejo. Lo empleó por primera vez en 1801 A. L. Destutt de Tracy. El uso reciente lo identifica con el "modo de pensar", con "las ideas básicas de una persona, de un sistema o de una colectividad".
   Y ese sentido general y neutro puede tener dos alcances: uno despectivo, si alude a "ideas utópicas e irreales"; y el otro positivo, si se refiere al "pensamiento sólido y sistemático"
   En el primer sentido lo usan los materialistas y dialécticos, desde la publica­ción en 1845 de "La ideología alemana", de Marx y Eng­els. Ideología se asimila a "palabrería", cuando lo que se precisa en la vida no es interpretar y explicar la realidad, sino transformarla. Lo primero, según Engels, lo hacen los charlatanes, como son los socialistas utópicos (Owe, Fourastier); lo segundo, es propio de los científicos, como son los socialistas dialécticos (Marx y Engels, por supuesto).
    En el segundo sentido usó el término Condi­llac y los enciclopedistas. Es el que se ha ido imponiendo en el siglo XIX y en el XX. Equivale al conjunto de ideas firmes que explican la vida de las personas y de los grupos, pues son los motores de las acciones y los soportes de la resistencia al desgaste. Es un concepto racionalista pero vital; es no sólo especulativo sino práctico; general, pero al mismo tiempo concreto, personal y compro­bable por sus manifestaciones.
   En este segundo sentido se habla también de ideología religiosa como estilo de pensamiento, conjunto de criterios, manojo de principios rectores. Alude a la dimensión moral de las creencias y no tanto a la explicación de los dogmas.
   El educador de la fe no puede ponerlo todo en la ideología, pues perde­ría la dimensión revelacional, la cual se halla por encima de toda ideología. Pero no puede olvidar que cada persona tiene "su modo de pensar" y es tributaria del ambiente ideológico en el que se desa­rrolla y en el que, sin darse cuenta, partici­pa.
   Pero no debe identificar fe con ideología, sino que ha de trabajar para que el educando conserve la fe cuando pueda entrar en crisis su modo pensar. Por eso la fe es "adhesión" a la persona divina de Jesús, y no sólo "aceptación" de sus modos de pensar o "imitación" de sus forma de actuar.