Integrismo
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   Se alude con el término a la actitud intelectual y afectiva opuesta a la flexibilidad y a la tolerancia en terrenos políticos, sociales o religiosos. Los integristas se sitúan en actitudes radicalmente cerradas para cualquier variación. Y resuelven por la agresividad los enfrentamientos o simplemente la diversidad de pensamiento que otros pueden manifestar.
    Religiosamente conduce al fanatismo violento, a la intransigencia y ocasiones al terrorismo intelectual y más de una vez material. Ni el Evangelio, ni el Corán ni el Talmud justifican actitudes integristas, pues la naturaleza de un mensaje religio­so es siempre compatible con la oferta y nunca, al menos en los tiempos modernos, es compatible con la violencia y la imposición. Lo que acontece es que abundan los líderes religiosos en todas las confesiones que abusan de la igno­ran­cia de sus adeptos, para instrumentalizar las creencias y hacer de los mensajes religiosos instrumentos de poder político o económico y no de salvación.
    Este aspecto del integrismo debe ser muy atendido en los tiempos actuales. Unas veces, como suceden en determinados grupos cristianos, es una reacción violenta ante los movimientos secularistas y laicistas. Otras, como acontece en ambientes mahometanos o judaicos, es una reacción de defensa ante la pobreza o ante la persecución. Ni una ni otra postura son religiosas, sino tristemente patológicas, sea quien sea el que la promueve o autoriza.