Jeremías
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  Profeta especialmente significativo en la Historia bíblica. Según los datos de la Escritura, nació en Anatot en el 650 a  de C. (Jer. 1. 2 y 6). Comenzó su misión hacia el año 13 del Sacerdote Yosiya (año 627), un siglo después de Isaías. Su lugar de acción profética fue Jerusa­lén. El núcleo del libro que se le atribuye es de esa fecha, aunque luego se fue in­crementando el texto bajo la autoridad de su nombre. Su acción duró hasta el año 587, en que los dolorosos acontecimientos de la toma de Jerusalén por los babilo­nios le hicieron testi­go de la infideli­dad de los últimos reyes de Israel.
   Conoció la destrucción del Templo y el incumplimiento de las consignas dadas al pueblo. Conoció el sito y las oleadas de cautivos. Y casi es seguro que fue arras­trado hacia Egipto por lo fugitivos, aun­que la tradición dice que murió asesinado por los que eran opues­tos a su mensaje.
    El libro de Jeremías, complejo y entremezclado, refleja la figura de un autor culto, sensible, muy yawehísta y empe­ña­do en suavizar la desgracia del pueblo. Más adelante se le atribuyó las La­menta­ciones, a todas luces tres siglos posteriores; y también el escrito de Baruc, posiblemente del tiempo de la Cautividad, pero no suyo.  (Ver Profetas)