Jubileo
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     Tiempo de conmemoración jubilosa y alegre de un acontecimiento. La Iglesia católica, siguiendo el espíritu celebrativo reclamado en el Antiguo Testamento, también lo proclama periódicamente. Los israelitas (Lev. 25. 8-10) cele­braban un año especial, sin sembrar, sin exigir deudas, liberando esclavos. Era el que seguía a las siete veces siete años, es decir el quincuagésimo. Desde la Edad Media se siguió en la Iglesia católica esa costumbre y se proclamó cada cierto tiempo un año jubilar para incre­mentar plegarias, limosnas, peregri­nacio­nes, obras de piedad.
   La Bula "Antiquorum habet" de Bonifacio VIII en 1300 es el primer documento conocido que habla del jubileo del año 1300 y de los comienzos de cada siglo. Pero luego se redujo a 50 años, a 33 y las normas fueron variando hasta quedar los años jubilares a las más diversas oscilaciones según las preferencias de cada pontífice.
   Ni que decir tiene que esas conmemo­raciones son prácticas piadosas. En nada debe entenderse como ritos mágicos de perdón y liberación de obligaciones éticas o religiosas fundamentales.
   Son simples recuerdos para que los creyentes eleven el corazón a Dios y por eso la Iglesia los conserva en su liturgia y en su actividad pastoral.