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Atributo divino por el que pensamos que Dios sabe todas las cosas, presentes, pasadas y futuras. Lo identificamos con su infinita Sabiduría y con su Inteligencia esencial y total.
En algunos aspectos de este, y de otros atributos, encontramos dificultades que han dado ocasión a persistentes interpretaciones entre los teólogos.
Por ejemplo, cómo es posible que Dios sepa de antemano si un hombre se va a salvar o condenar (presciencia divina) y quede a salvo la libertad humana para condenarse si obra voluntariamente el mal o para salvarse si elige el bien. Desde la perspectiva humana nunca este aspecto se puede aclarar, pues es misterioso. Pero desde la perspectiva divina no ofrece ningún problema, si tenemos en cuenta de que para Dios ni hay antes ni después, sino que siempre es continuo presente.
Cuando los catequizandos se empeñan en dilucidar estas cuestiones antropocéntricas, es bueno decirles que Dios sabe las cosas porque van a pasar y no que van a pasar porque Dios las sabe. Pero que Dios ha hecho al hombre libre, y más que discutir sobre las consecuencias de la libertad, lo importante es vivir bien y aprovecharla al máximo.
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