Pelagianismo
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        Es la doctrina iniciada por el monje Pelagio, nacido el 354 en Britania y muerto en Alejandría hacia el 427.

   1. Pelagio

   Pelagio era un monje laico, pero con prestigio de asceta, de inteligente y de celoso por el bien de la Iglesia. Fue su inteligencia privilegiada la que le jugó una mala partida, al persuadirse de que podía explicar por la fuerza de la razón lo que en realidad es fruto del a gracia.
   Hizo hincapié en la libertad de la voluntad como único camino para la perfección humana y menospreció la nece­sidad de la gracia divina y de la reden­ción.
   Hacia el 390 se trasladó a Roma, donde comprobó la relajada moral de los cristianos de esta ciudad. Predicó el ascetismo y aglutinó en su entorno muchos seguidores. Desde Roma, su enseñanza moral se difundió por el sur de Italia y Sicilia. Al mismo tiempo parece que escribió diversos tratados como "De la fe", "Testimonio bíblicos", "Explicación de las Epístolas de S. Pablo."
   Huyendo de Roma ante la invasión de Alarico, se estableció el 410 en Sicilia y allí escribió "De la naturaleza". El 411 escribió "A Demetríades".

    2. Doctrina

    A partir de entonces su doctrina se hizo más extremista: negó la existencia del pecado original y la necesidad de bautizar a los niños. Argüía que la naturaleza humana no tiene corrupción inna­ta, sino que sus malas inclinaciones se deben a los ejemplos ajenos.
    Las facultades naturales de la humanidad no tendrían nada que ver con la caída de Adán. Los hombres de por sí tienden al bien y, por esta razón, mere­cen el cielo por sus propios méritos.
    En el 411 pasó al Africa para tener un encuentro con S. Agustín. Al no conse­guirlo, se dirigió a Palestina en donde se estableció hacia el 412 y disfrutó del apoyo de Juan, obispo de Jerusalén.
    Su doctrina se hizo popular en Oriente, de forma especial entre los seguidores de Orígenes. Sus discípulos Celestio y Julián fueron acogidos en Constanti­nopla por el patriarca Nestorio, quien simpatizó con su doctrina sobre la integridad e independencia de la voluntad.
   Ya en el 412, Agustín de Hipona escribió una serie de obras en las cuales ata­caba la doctrina pelagiana. De manera especial condenaba la autonomía de la moral y el olvido de la acción divina.

   3. Rechazo pelagiano

   En contra de Pelagio, es como el santo de Hipona elaboró su propia for­mulación, muy sutil, sobre la relación de la libertad humana con la gracia divina. Ante las críticas persistentes de San Agustín, Pelagio fue acusado de herejía. Los sínodos de Jerusalén y Dióspolis le declararon inocente. Pero en un Concilio de Cartago del 418 se condenó a Pela­gio y a sus seguidores.
   El Papa Zósimo (papa entre 417-418) lo condenó también. Pelagio envió en­tonces al Papa una defensa de su fe y rectitud de vida en "Libellus fidei". Pero el Papa mantuvo la condena y el mismo Emperador Honorio publicó un decreto en contra suya el 30 de Abril del 418.
   Expulsado entonces de Jerusalén, parece que fue a Antioquía, donde fue condenado de nuevo. Luego debió ir a Alejandría de Egipto, hacia el 425, en donde tal vez murió en ese mismo año.
   El error de Pelagio fue no diferenciar los dos niveles del hombre: el natural y el sobrenatural. Quitó la importancia a la acción de Dios y por eso negó la importancia de la fe para la salvación. En el fondo quitó a la religión el valor del dogma y la convirtió en moral. Su afán fue identificar el cristianismo con el estoicismo. Pero cayó en el error del natu­ralismo más radical.