Pensamiento
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   El pensamiento es la actuación interior de la inteligencia. Pero el pensamiento se manifiesta al exterior con el lenguaje. Por eso denominamos pensamientos a expresiones, sentencias o textos breves con los que manifestamos a los demás lo que nuestra mente elabora. Los pensamientos son variados. Se pueden clasificar en diver­sas formas:
   - Por el modo de hacerlos, existe el pensamiento concreto, que procede de los sentidos y necesita imágenes para que la mente funcione; y el pensamiento abstracto, que es producto puro de la inteligencia y puede llegar a realizarse sin imágenes, al menos en algunos rasgos o conceptos.
   - Por la novedad, hay pensamiento creativo, cuando inventa contenidos nuevos; y hay pensamiento repetitivo, si se contenta con reiterar lo recibido.
   - Según el grado de aceptación o autonomía al configurarlo, hay pensamiento crítico, si se juzgan los contenidos por sí mismos para aceptarlos o rechazarlos; y lo hay crédulo, cuando se acepta, sin postura personal.
   - A veces se habla de pensamiento convergente, cuando se asocian sólo datos recibidos y los hilvanamos memorísticamente; y se habla del divergente, cuando se elaboran con la fantasía nuevas estructuras mentales.
    En moral se habla a veces de pensamientos buenos y malos. Pero es conveniente indicar que el pensamiento, en sí mismo no es moral, ni bueno ni malo. Lo que es bueno o malo es el contenido del pensamiento y el grado de asentimiento libre con el que se acepta o rechaza su contenido.
    En el terreno religioso, el pensamiento funciona y se configura igual que en cualquier otro campo o contenido. Tampoco el pensamiento es religioso de por sí. Pero sí es religioso el contenido o el objeto que se produce al pensar.
    Como cualquiera otra función de la persona, el pensar bien o mal es susceptible de formación. Se habla de "criterio" cuando lo pensado es palanca o estímulo de una determinada conducta.