Propiedad
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       Derecho natural a disponer y conservar lo que se adquiere por el trabajo, por la donación, intercambio o compra, por la herencia fami­liar. Los romanos decían el "ius utendi et abutendi", derecho de usar y abusar de algo.
   La moral diferencia entre propiedad absoluta y propiedad relativa. La absoluta niega cualquier restricción al derecho de usar e incluso abusar de lo que es propio. Y así lo sostiene el capitalismo y el liberalismo exagerados. La relativa amortigua ese derecho en función de los derechos ajenos, que pueden ser superiores al mismo derecho propio de poseer sin limitación, como defiende el socialismo equilibrado.
   Y no faltan sistemas, como el comunismo o cualquier forma de estatismo, que niegan el derecho de propiedad natural y sólo admiten la propiedad comunitaria o atribuyen al Estado, como forma orgánica de la comunidad o sociedad, el poder suficiente para determinar su destino o distribución.
   El mensaje cristiano reconoce el derecho de propiedad, porque es natural que el hombre posea lo que produce y tenga capacidad de intercambiar, adquirir, donar, construir y destruir lo propio. Pero no es compatible ni con el capitalismo salvaje ni con el comunismo o el estatismo opresores. El derecho propio tiene el límite del derecho ajeno: el derecho a disponer de los alimentos que uno produce termina ante el derecho a la vida del que se muere de hambre; el derecho de propiedad de la tierra que uno posee termina ante el derecho a la tierra que otro precisa para vivir. Por eso el mensaje cristiano es más compatible con el naturalismo, con el racionalismo y con el humanismo que con las otras actitudes extremas y tales deben ser lo criterios que deben regir una correcta formación de las persona en la justicia social y en la solidaridad humana.