Quietismo
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      Movimiento o doctrina de algunos autores espirituales que, con el pretexto de una mística inspirada en el amor divino, fomentaron actitudes pasivas en el alma (y en el cuerpo), incluso ante las sugestiones que provienen del espíritu maligno: tentaciones, pasiones.   
   Se basa el quietismo en la pretendida entrega plena y pasiva a la divinidad que actúa en nosotros y a la que conviene al hombre entregarse para llegar a la perfección. Los quietistas anulan el esfuerzo personal, espiritual, intelec­tual y moral, considerando que Dios es quien da la gracia y de nada vale el esfuerzo personal. Se llega a negar la conveniencia del luchar contra las malas inclinaciones, corporales y espirituales, presumiendo vanamente que es Dios el que santifica por contacto directo. Por eso fue considerado como una forma de pan­teísmo.
   El quietismo fue frecuentemente invocado en los movimientos puristas (cátaros, fraticelli, albigenses) medievales.
    Los estilos quietistas surgieron en todos los tiempos, unas veces como influencia del budismo y del hinduismo orientales y otras como efecto de concepciones espirituales místicas, utópicas, hasta morbosas, promovidas por diversos visionarios.
   Pero la forma más sistemática o razonada fue la presentada coherentemente por Miguel de Molinos (1628-1696), sacerdote español radicado en Roma, en el libro publicado en esa ciudad con el Título "Guía espiritual que desembaraza el alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplaión y el rico tesoro de la paz interior".
Fue condenado el quietismo por Inocencio XI con el Decreto "Coelestis Pastor", del 20 de Noviembre de 1687, en el cual se sistematizan medio centenar de propuestas erróneas. (Denz. 1221 a  1288).