Turismo
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     Fenómeno moderno de insospechables consecuencias sociales y económicas a nivel mundial y sobre todo de países receptores de masas enormes de visitantes. Consiste en el desplazamiento más o menos frecuente y más o menos prolongado sólo por el placer de viajar y de cambiar de lugar de vida.
    Los tipos de turistas son múltiples, desde los excursionistas que hacen un desplazamiento de uno o de pocos días a lugares próximos hasta los visitantes de larga distancia y de larga duración que circulan por el mundo.
    El volumen del turismo internacional (exterior) ha aumentado notablemente en la última década, llegando a ser la actividad económica mundial que mayores montantes de dinero genera o mueve y mayores cantidades de puestos de trabajo origina. Directa o indirectamente el turismo, o la atención a los turistas, compro­mete un sector alto de la población.
    Evidentemente el movimiento de estas cantidades elevadas de ciudadanos ofrece ventajas, tiene inconvenientes, plantea problemas de índole pastoral y religiosa y sugiere el análisis de un hecho de gran trascendencia social y moral. Los turistas precisan asistencia religiosa, orientación moral y espiritual, ayuda para entender y respetar las culturas y creencias de los países que visitan y claridad de ideas para no dejarse desorientar por las formas diferentes que encuentra de entender la vida, la familia, la libertad, las relaciones humanas.
    El turismo no es fenómeno nuevo. Desde la "monja" peregrina Etheria en el siglo IV que visitaba Palestina y dejaba sus observaciones por escrito, o de Marco Polo en el siglo XIII que llegó hasta el corazón Asia, el movimiento turístico no ha dejado de fluir si aun en tiempos de guerra. El turismo planificado económicamente surgió con Thomas Cook, que en 1841 utilizó un tren alquilado para transportar turistas de Loughborough a Leicester. 
    El turismo puede tener también su aspecto negativo o incluso puede implicar aberraciones inconcebibles como el llamado turismo sexual que mueve a desplazarse a zonas donde determinadas prácticas aberrantes no están tan perse­guidas por la ley como en el propio país.
    Condena también merece el turismo abusivo y antiecológico como el que conduce a los safaris de animales como en Kenia, el que deteriora la Gran Barrera de Arrecifes de Australia y el que daña las áreas montañosas del Nepal a manos, o pies, de montañeros o alpinistas irresponsables.