Unción
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      Gesto de significación religiosa que consiste en untar o ungir con aceite bendecido o consagrado a una persona. Con ese gesto se expresa significativamente (sacramentalmente) la dedicación religiosa de quien la recibe.
   El gesto aparece en todas las culturas y liturgias de los pueblos orientales. Y se hace presente con frecuencia en el Antiguo Testamento, desde la unción que Jacob hizo en la piedra sobre la que había apoyado la cabeza (Gn. 28.16-18) hasta las innumerables unciones que se testifican en los libros sagrados sobre sacerdotes, profetas, reyes, objetos, lugares.
   En el Nuevo Testamento se asume la unción y el ungüento como símbolo de consagración y por eso se aplica al Mesías (2 Cor. 1.21; 1 Jn. 2. 10; Hech. 10.38) y también a sus elegidos y segui­dores (1 Jn. 2.20; 1 Jn. 2. 27).
    La Iglesia lo asumió en su liturgia como sacramental en unas ocasiones y como sacramento de consuelo y fortaleza en el caso de la unción de los enfermos. Uso el santo crisma o aceite bendecido como signo de "consagración", de "dedicación" y de "ofrenda a Dios". Por eso sigue ungiendo a los nuevos cristianos que se bautizan o a los cristianos maduros que confirma su fe, a los sacerdotes que se consagran con la imposición de las manos, a los altares que se dedican al culto.