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Figura central del Génesis y de toda la Historia de la salvación. Peregrino situado "históricamente" entre los años 1900 y 1700 a. C., en el contexto de las emigraciones de nómadas conocidas en Siria o Canaán, procedentes de Egipto y de Mesopotamia.
Al margen de su valor posible como personaje histórico, está su indudable resonancia religiosa de emblema y origen de los pueblos emparentados con el Israel bíblico. Es el emblema de la elección divina, origen de pueblos, peregrino elegido por Dios, de hombre fiel a la llamada. Es lo que importa resaltar en la educación de la fe y por lo tanto en los planteamientos catequísticos. Hay que buscar el Abraham bíblico, el del Antiguo y el del Nuevo Testamento, no el Abraham arqueológico, aunque resulta tan apasionante su posible existencia.
(Ver Partriarcas)
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