|  |              Tendencia natural del niño y  del hombre sencillo a dar forma (morfe) humana (antropos) a los conceptos  abstractos, entre los que se hallan los espirituales y religiosos.Muchos de los conceptos cristianos: Dios,  alma, ángel, cielo, juicio, Espíritu Santo, premio, castigo... resultan inasequibles  como ideas puras. Y es preciso encerrarlos en imágenes y en figuras de base  sensorial.
 No está desordenado este modo  de pensar sensorial y "antropomórfico", pero es insuficiente para  explicar la realidad trascendente. El catequista debe admitirlo, cuando  trata con personas rudas por edad, por cultura o por incapacidad. Pero debe  aspirar a elevar la menta hacia el misterio mismo, haciendo comprender que es  inasequible y debe exponerlo en la medida en que resulte posible o "conveniente".
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