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El más grande de los filósofos de los tiempos antiguos. Realista, racional, sistemático, metafísico e influyente, inspiró el pensamiento cristiano desde el siglo XIII, cuando los grandes filósofos cristianos, San Alberto Magno, Sto Tomás de Aquino y los demás dominicos, lo popularizaron como fundamento de una Teología no agustiniana.
Al margen de la genialidad de su pensamiento metafísico, ético y social, expuesto en sus obras (propias o atribuidas), como son "Etica a Nicómaco", "la Política", o los "12 Libros de Lógica" (Organon), su terminología fue la más usual al cristianismo hasta nuestros días. Términos como sustancia, esencia, accidente, tiempo, espacio, persona, cuerpo, alma, materia, forma, unidad, causalidad, finalidad, y otros muchos, no pueden ser entendidos sino desde su óptica de abstracción, de lógica deductiva y de relación causal y final.
Por eso interesa en la teología cristiana su pensamiento y, eventualmente, es imprescindible en la tarea catequística.
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