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Nombre de ascendencia paleohebrea (los que hablan mal) que los griegos y luego los romanos atribuyeron a los pueblos extranjeros y ajenos a su cultura y estabilidad.
Esos pueblos se desarrollaron en el norte de Europa en tres grupos principales: los germanos, sármatas y hunos, los cuales ya procedían de Asia.
Las primeras invasiones tuvieron lugar en el siglo III y aumentaron en el IV. Fueron destructoras: hunos, vándalos, suevos, alanos... En el 410 Roma fue saqueada por los visigodos de Alarico.
Desde el siglo V fueron estabilizándose en los países conquistados y originaron su propia cultura y legislación. Pero la más fuerte tradición romana terminó predominar sobre ellos.
Los godos llegaron en dos grupos, visigodos y ostrogodos, y se establecieron en el sur de Europa (España e Italia); los francos quedaron en el Oeste y los germanos en Centroeuropa.
La mayor parte de los grupos, aunque conservaron sus creencias y supersticiones, asumieron la lengua y cultura romanas y se identificaron (convirtieron) con la religión cristiana. Esas culturas generaron los diversos reinos europeos, algunos de los cuales llegaron a gran esplendor: visigodos con centro en Toledo y francos con centro en Aquisgrán.
Los pueblos bárbaros, cristianizados en masa, necesitaron paciente instrucción cristiana posterior al Bautismo. Clodoveo, rey de los francos salios, persuadido por su esposa S. Clotilde, se convirtió al cristianismo y fue bautizado por S. Remigio en Reims con aquellas legendarias palabras: "Humilla la cerviz, fiero sicambro; adora lo que has quemado y quema lo que has adorado". Le acompañaron unos diez mil guerreros que evidentemente precisaron muchos "padrinos" posteriores para ser instruidos en lo que habían abrazado.
Los demás pueblos siguieron caminos similares y se precisaron nuevas formas de catequesis y de evangelización, en cuya tarea jugaron una función decisiva los crecientes monasterios benedictinos y el desarrollo de una liturgia festiva y celebrativa que diera oportunidad para la predicación frecuente, la hagiografía fecunda, multitud de modelos virtuosos que imitar y el cultivo de leyendas piadosas y prácticas de vida laboriosa.
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