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Familias religiosas seguidoras de S. Benito y de su Regla monástica, iniciada en Subiaco y luego elaborada en Montecasino en el siglo VI. En el siglo VII los primitivos benedictinos se extendieron por toda Europa y formaron grupos o familias: los de Inglaterra enviados por San Gregorio Magno en el 601, los de Alemania en donde S. Bonifacio hacia el año 672, desde el monasterio de Fulda fundado en el 744, extendió el cristianismo en todo el ámbito germánico.
En el siglo X, el segundo abad de Cluny, San Odón, afianzó la reforma en Francia e inició una influencia que transforma los monasterios en más estrictos de vida e influyentes en el entorno.
En el siglo XI se produjo la nueva reforma, la del Císter, iniciada por S. Roberto de Molesme (1075) y cuyo principal exponente fue S. Bernardo, que en 1115 fundó el monasterio de Claraval. Benedicto XII en 1336 dictó normas para ordenar a los diversos grupos benedictinos.
En los tiempos de la Reforma protestante muchos monasterios fueron expoliados y prácticamente aniquilados en el Norte de Europa.
Armando J. Le Bouthikler de Rancé (1626-1700), Abad de La Trappe, transformó su Abadía en un centro de vida religiosa. Su nueva reforma dio origen a los Trapenses. Su obra "De la espiritualidad y de los deberes de la vida monástica", en 1686, marca su línea de oración y austeridad singular y refleja su postura espiritual y eclesial.
En los años de la Revolución francesa otras muchas abadías quedaron anuladas y extinguidas. Y en el siglo XIX los Benedictinos se sumaron al movimiento misional en favor de la cristianización de Africa, de Oriente y de América. Se multiplicaron entonces los "monasterios en tierras de misión".
León XIII en 1893 reorganizó la Orden en forma de Confederación de Congregaciones monacales, que llegaron entonces a 19, asociadas y presididas por un Abad General residente en Roma.
Las ramas benedictinas femeninas ya se iniciaron en los primeros tiempos, con Santa Escolástica, hermana de S. Benito, en las cercanías de Montecasino. Se multiplicaron en la historia los grupos masculinos.
Al finalizar el siglo XX se calculaba que en el mundo había unos 12.000 benedictinos de diversas confederaciones o ramas y unas 16.000 benedictinas. (Ver Benito. San y ver Bernardo. San)
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