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Conjunto de libros reunidos en una extensión variable de espacio y con mobiliario adecuado. Si es grande y significativa, conviene conocer la ordenación de los libros y las normas de funcionamiento. La ordenación suele conservarse según la CDU (Clasificación Decimal Universal). En ese esquema la pedagogía usa el número 37 y la religión el ocupa el número 2. Son las claves para entrar en los libros de catequesis o de educación religiosa en sus diversos campos.
Si la biblioteca tiene fondos abundantes y posee registros informáticos de sus existencias, la búsqueda de libros o temas dependerá de cómo ofrezca los archivos y la accesibilidad a los programas en los que se basa el registro y la localización de los fondos.
En los tiempos venideros los libros quedarán con frecuencia grabados en soportes magnéticos e informáticos y no sólo en papel, como ha sido tradicional editar los libros. Con todo todavía el libro convencional resulta imprescindible para la formación personal del educador.
Un buen catequista sabe ir configurando su Biblioteca de consulta en la que guarda las fuentes de documentación y de información que puede necesitar para el ejercicio de su tarea educadora.
Lo importante para el educador de la fe no es poseer muchos libros, sino los suficientes y las más selectos para su tarea. Por eso hay que superar la vanidad en la posesión de estos instrumentos culturales y poseer y usar los que son precisos para el trabajo apostólico en cada momento.
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