|
Característica o circunstancia humana de tener (duplicidad de órganos sexuales) o de sentir (doble tendencia sexual, masculina y femenina) en el mismo individuo, sea somáticamente masculino o femenino. La tendencia bisexuales pueden deberse a causas fisiológicas (duplicidad de hormonas y efectos consiguientes), lo cual acontece en un porcentaje bajo de casos. Con mayor frecuencia se deben a influencias sociales o a condicionamientos psicológicos que sugieren la duplicidad de comportamientos sexuales en las personas.
Desde la perspectiva educativa, la bisexualidad es rechazable como hecho moral. En lo que tenga de anomalía, trastorno o enfermedad, física o psicológica, se debe ajustar a los criterios éticos de toda enfermedad o desajuste, postulando toda comprensión pero no justificación del desajuste.
Dada la virulencia social de muchos movimiento y pretensiones homosexuales el educador y catequista debe dejar bien claro a los jóvenes del desorden social, moral y natural que los desajustes sexuales implican. Y en el caso de los verdaderos bisexuales, al igual que acontece con los monosexuales o normales, conviene resaltar el deber de control de los impulsos, como se debe reclamar para otras tendencias: violencia, ostentación, envidia, gula, etc.
La comprensión con los desajustes no implica la justificación de los comportamientos desordenados. (Ver Antropología cristiana 4)
|
|
|
|
|