Budismo
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    Es una religión funda­da en el noroeste de la India por el prínci­pe Siddhartha Gautama (566-486 a. C), llamado Buda o Iluminado, y que se ex­tendió ampliamente du­rante los siglos VI y V a.C.
    Al comienzo fue un movimiento de contemplativos de religión brahamánica. Con el tiempo, sin romper las raíces hinduistas y parte de sus creencias, el budismo se desarrolló con grandes diferencias.

   1. Su concepto.
 
   Buda recha­zaba los conceptos éticos y clasistas del Brahamanismo y tuvo disensiones con las autori­dades de los templos. Combatía la interpretación que ellos hacían de los Vedas y de los cultos sacrificiales ba­sados en dichos textos.
   Se opuso a la separación hirien­te de las castas y tal vez esto es lo que le atrajo muchos seguidores, pero también enconados adversarios.
   Con el tiempo, las interpretaciones de Buda se separarían en diversas interpre­taciones, quedando hoy dos grandes estilos: el budismo Theravada (Ense­ñanza de los Ancianos) y el budis­mo Mahayana (del Gran Vehículo). Los segundos se refieren a los primeros en forma despectiva y les infravaloran apli­cándolos el nombre de "Hinayana" (o Pequeño Vehículo).
   El budismo ha tenido una influencia muy importante en la India y en los de­más países del sureste asiático: Sri-Lanka, Tailandia, Camboya, Birmania y Laos, en donde domina la rama Theravada. Los de la rama Mahayana se han extendido más por China, Japón, Taiwan, Tíbet, Nepal, Mongo­lia, Corea y Vietnam.
  El nú­mero de miembros de la reli­gión bu­dista ronda los 220 millones, lo que da idea de su  importancia social y de la capacidad de sus influencias a través de la literatura, del arte y de las emigracio­nes sociales.

   2. Origen del budismo

   El budismo, como las demás religio­nes nace de la predicación de un gran pro­feta o vidente, ha evolucionando mucho a través de los siglos y su sopor­te es un texto escrito atribuido a la divinidad que lo regala a los hombres. Y se puede decir que las formas o teorías búdicas se han ido diversificando a medida que los tiempos han ido avanzando y las diver­sas culturas lo han ido aceptando.

   2. 1. Vida de Buda.
 
   Nunca hubo una biografía histórica de Buda, por lo que su figura se pierde entre leyendas y veneraciones. Los recuerdos de sus seguidores entremezclaron los hechos, los sentimientos y las leyendas.
   Es muy probable que nació hacia el año 563 o 566 a. C, en la capi­tal, Kapilavastu, de un pequeño reino del Nepal. Parece que fue hijo del rey local y que pasó los primeros años en la vida pla­centera de la corte, "desconociendo el dolor, la enfermedad y la muerte".
   La leyenda añade que, al nacer, los sabios de la zona vieron en él los signos de que llegaría a ser importante.
   A la edad de 29 años tomó conciencia de lo vacía que era su vida hasta entonces y decidió cambiar. Renunció a sus bienes y se dedicó a la búsqueda de la verdad y de la paz. Intentó escaparse de los ciclos de la reencarnación. Se dedicó a vivir como asceta. Descubrió en la visión de un enfermo, un niño, un ancia­no y un cadáver,lo que no había contemplado en su infancia y juventud.
   Meditando, sentado bajo una higuera, recibió la "Iluminación" en el nivel más elevado del yoga.

   Luego se dedicó a transmitir su experiencia a las gentes. Recorrió distintos lugares y predicó la verdad y la paz.
   Reunió discípulos y formó con ellos una comunidad que recibió el nombre de "sangha". Consagró el resto de su vida a la enseñanza de su doctrina.
   Parece que nunca se proclamo divino. Sin embargo sus seguidores le "divinizaron" y pronto comenzaron a representarle en forma sedente y objeto de una adoración cultual.

   2. 2. Sus enseñanzas.
 
  Buda predicó de forma oral, por lo que al morir no dejó ningún testimonio escrito de su pensamiento y doctrina. Sus se­guidores se preocuparon por recoger por escrito sus recuerdos y escribieron sus doctrinas éticas más que dogmáticas.
   El resumen está en "Las Cuatro Nobles Verdades" que se le atribuyen:
     1º. La vida es sufri­miento. Esto signifi­ca que el dolor es compañero del hom­bre en este mundo e, incluso en el otro. Parece que Buda aceptó la idea hindú de la vida cíclica, por lo que la muerte simplemente precede a una nueva reencarnación.
     2º.  La causa del sufrimiento es la ignorancia de la realidad. Por ello el hombre siente ansiedad y tiene apego a las cosas. Se puede suavizar el dolor si se logra superar la ignorancia e ir más allá de las ataduras mundanas.
     3º. El modo de lograrlo son los "ocho caminos o los ocho pasos de la sabiduría: adecuada visión de las cosas, buenas intenciones, decir la verdad, realizar buenas acciones, austeridad en el uso de los bienes, el esfuerzo ante las dificultades, tener buenos pensamientos y la contemplación como camino de la luz interior.
   Generalmente, estos ocho puntos se dividen en tres categorías que conforman el pilar central del budismo: moral, sabiduría y concentración.

   2.3. Anatmán.

   El budismo piensa que la existencia huma­na se apoya en cinco realidades ("skandhas"):
     -  el cuercepciones nos dominan,
     -  la predisposición ante las cosas
            o tendencias kármicas  que están en nosotros,
     - y la conciencia de nuestro propio ser.
  Cada persona tiene en su interior la combinación de estas cinco energías, que se hallan siempre en cambio.
   Los budistas niegan que las cinco realidades, ya sea en forma individual o conjunta, hagan la vida del hombre. Pero la vida no existe sin ellas.
   Debajo de ellas late el alma ("atmán") o espíritu que procede de la divinidad. El alma vive según sean esas realidades.
   Buda pensaba que esas fuerzas hacen al hombre egoísta, vuelto hacia sí, y generan angustia y dolor. Por eso hay que vencerlas con el anatmán, o negación de la existencia de un alma permanente.
   Recomendaba aceptar tres pensamientos o actitudes básicas:
       - el "anatmán" (no tener alma),
       - el "anitya" (impermanencia),
       - y el "dukkha" (sufrimiento).
   Por eso Buda parecía entender la reencarnación como un "samsara", o vuelta a vivir lo que se ha vivido. Ese era una "pratityasamutpada" o cadena de 12 causas unidas que explican cada vida que vivimos.
   Haber sido igno­rante en una vida anterior hace que la actual no sea pacífi­ca. Y es necesario vivir "ahora" una vida buena, para llegar después a cierta paz en el porvenir. Es la creencia de una reencarnación sin transmigración.

   2.4. El Karma.

   La doctrina del "karma" se encuentra relacionada con la del "anatmán". El "kar­ma" se basa en los actos de cada perso­na y en las consecuencias morales que se desprendan de esos actos.
   Los actos humanos determinan la reencarnación posterior. Las buenas acciones lógicamente son recompensadas, como son castigadas las malas.
   Por eso el budis­mo sostiene que no existen en el mundo los placeres inmerecidos ni los castigos injustificados, sino que todo es producto de una justicia universal. El proceso kármico actúa por medio de una ley moral natural más que por medio de un juicio divino.
   El karma de cada individuo deter­mina asuntos tales como su belle­za, su inteligencia, su longevidad, su salud y su valor en la sociedad. Cada persona tiene su "karma", según las enseñanzas de Buda. Por eso cada hombre puede reencarnarse en otro ser humano, en un animal, en un fantasma, en un habitante del infierno.

 

 

   2.5. Los dioses búdicos.

   El budismo no niega la existencia de dioses, pero no les atribuye importancia especial. La vida de los dioses en el cielo es larga y apacible. Tienen los mismos problemas de los hombres.
   Los dioses no son los creadores ni gobernadores del mundo. No controlan el destino de la humanidad. Pedirles dones y ofrecerles sacrificios no tiene ninguna utilidad. Los dioses viven, habitan en el cielo y no tienen inquietudes. Están absortos en sus propios placeres. Pierden de vista la necesidad de mejora o de ascensión en una reencarnación. Ellos no pueden ser iluminados como los hombres.

  2.6. Nirvana.

  El fin de la vida del hombre, de su peregrinar a través de varias reencarnaciones no es lograr liberarse de la existencia terrena en la se sufre. El fin es subir hasta la cumbre del a vida, que es el nirvana.
   El "nirvana" es un estado de iluminación en el que nada altera la paz. en el se vence la codicia, el odio y la ignorancia. Es estado que no debe confundirse con el aniquilamiento.
   Alcanzado el nirvana, el iluminado puede seguir viviendo e ir eliminando el karma que le pueda quedar, hasta llegar, en el momento de la muerte, a un nirvana absoluto (pannirvana).
   Cualquier hombre puede alcanzar el nirvana. Pero sólo los que vive ascéticamente tiene facilidad para ello. Por eso tiene tanta importancia el monaquismo en el ámbito budista.
   En el budismo Theravada el que consigue la iluminación por la Óctu­ple Senda, el perfecto, es conocido con el nombre de "arhat" (el que vale mucho).
   Es el santo, el puro, el perfec­to, el solitario.
   Los que no son capaces de lograr el objetivo final tienen que esperar una mejor reencarnación intentando perfeccionar su karma.
   Los budistas laicos se contentan por lo general con esta meta inferior. Ven en este objetivo la esperanza de llegar a una vida en la que alcancen la iluminación final, como miembros de la "sangha". La ética que guía y que lleva a alcanzar el nirvana es objetiva.
    Exige cuatro actitudes que demuestren la virtud que se ha adquirido en el camino de la vida. Estas actitudes son conocidas como "Los Palacios de Brahma".
    Son las siguientes:
        - la amabilidad y ternu­ra,
        - la compasión,
        - la alegría benévola
        - y la ecuanimidad y la serenidad.
   Las vías que conducen a una mejor reen­carnación en las vidas posteriores se identifican con el cumplimiento de los deberes que tiene cada hombre con los demás. Las acciones de misericordia y un apoyo especial a la "sangha" o comu­nidad de seguidores de la verdad, junto con las actitudes de Brahama, son decisivas para llegar a la santidad.
   Los budistas viven a fondo la solidaridad y el respeto a las normas del espíri­tu interior para con los demás: no matar, no robar, no usar lenguaje hiriente, llevar comporta­miento sexual responsable y evitar bebidas alcohólicas.
   Quien se atiene a esas normas, se vence el mal y se destruyen sus raíces como son: la lujuria, el odio y el enga­ño.

  5. Divinización de Buda

   El budismo se desarrolló grandemente en los primeros años de su existencia. Surgieron conflictos de interpretación de las enseñanzas del maestro. Las 18 escuelas tradicionales del pensa­miento budista  intentaron sus propias explicaciones. Tenían en común el apego a la literali­dad de los mensajes del maestro, para las discrepancias entre todos fue notable, lo que transformó el budismo en un mosaico de creencias afines, pero diferentes.
    Algunas de las interpretaciones o escuelas búdicas tuvo más éxito, es decir más difusión.
 
   5.1. Actitud Therava­da

   Una de las escuelas fue la Theraveda, acusada de ser individualista e insuficiente para los no monjes. Esto provocó que la sangha tomara la decisión de separar­se del resto de los monjes durante la celebración del Segundo Consejo Superior en el 383 a.C.
  Los monjes más conservadores miraron siempre a Buda como "un hombre santo” sin más, el "perfecto iluminado" y maestro de la humanidad, pero hombre sólo y modelo de hombres.
   Pero los "Mahasanghika", más liberales, crearon un concepto nuevo: enseñaron que Buda es un ser eterno, omnipresente y trascendente.
   Pensaron que el Buda humano no era sino una aparición del Buda trascendente. Y esto generó una visión divinizada de la figura fundacional y esto tupo grandes repercusiones en el budismo como religión: culto, templo, arte, literatura, etc.
 
   5.2. Budismo Mahayana

   El pensamien­to Mahasan­ghika fue precursor y prototipo del pensamiento Mahayana. No son conocidos los nom­bres de sus fundadores. Parece ser que surgió en el sur de la India entre los siglos II a.C. y el I d.C.
   Las especulaciones sobre la divinidad de Buda continua­ron hasta bas­tantes siglos. Se especuló con la triple naturaleza de Buda, con triple "cuerpo" (trikaya).
   Los tres cuer­pos son: el de la esencia en sí misma, el de la bienaventuranza de la comu­ni­dad y el de la transforma­ción.
      *  El cuerpo de la esencia es la naturaleza última de Buda. Antes de él, exis­tía la forma absoluta, invaria­ble, que era la conciencia de Buda, y equivalía al vacío, la nada.
      *  La esen­cia de Buda se manifestó en formas celes­tiales. Una de ellas sería la bienaventuranza, la felicidad, la paz de la comuni­dad. Bajo esta forma Buda está sentado para predicar la verdad en los cielos. Es la usual en el arte, la cual invita a la meditación.
      * Y la naturaleza de Buda se hace presente en la Tierra en forma humana, y su fin es convertir a la huma­nidad. A esta forma física se denomina "cuerpo de la transforma­ción".
   Los budis­tas Mahayana consideran al Buda histórico, Siddhartha Gautama, sólo como ejemplo de esta tercera forma búdica.  El modo "Mahayana" de mirar a Buda se prestó siempre a multitud de aplica­cio­nes ascéticas: gracia divina, revelación continua, plegaria, ascesis, caridad con los hombres, limosna...
   Uno de los conceptos derivados de esta corriente fue el de la "iluminación", que resultó importante para la vida monacal, cuyo ideal fue la "bodhisattva" o amor a la luz divina. El final de la ilumi­nación es el "nirvana en la tierra" y el "nirvana final" o salvación eterna.
   A Buda se le presenta también en formas amables y acogedoras, incluso con sonrisa pacífica y cautivadora:
      - Maitreya, que repre­senta la amorosa bondad de Buda con los hombres.
      - Avalokitesvara o Guanyin, que refleja su compasión y presencia, siendo el centro de la adoración y devoción.
   Con todo, para entender el budismo, es preciso recordar que las diversas actitudes doctrinales se quedan, con frecuencia, en especulaciones de místicos, más que en programas de vida.

   5.3. Tantrismo.

   En el siglo ­VII d. C. se desa­rrolló una forma de budismo conocida como tantrismo ("Tan­tra"). Surgió a raíz de la influencia en el budismo Maha­yana de las creencias mágicas del folclore popu­lar del norte de la India.
   Fue paralelo del "tantrismo hindú", que se desarrolló por aquellos años. Se co­menzó a dar gran importancia a los ritos, gestos y celebraciones, más que a las doctrinas.
   Se le conoce como "Vajrayana" (Vehículo del Diamante). Se llenó de gestos esotéricos o normas rituales ("mudras"). Los ritos de iniciación inclu­yeron la entrada al "mandala", un círcu­lo místico o mapa simbóli­co del universo espiritual.
   El "Vajrayana" se transformó en la forma del budismo dominante en el Tíbet y se difundió por China y Japón.

     7.1. La vida monástica

 
  Al principio los seguidores más devo­tos de Buda se organizaron en grupo monástico llamado "san­gha­".
   Sus miembros llevaban sus cabe­zas totalmente afeitadas y sus túnicas sin costuras y de color na­ranja. Los prime­ros monjes budistas o "bhikkus" vagaban de un lugar a otro. En comunidad sólo vivían en la época de llu­vias, período en que los viajes resulta­ban difíciles.
   Cada comunidad era inde­pendiente y estaba organiza­da demo­cráticamente. La vida monásti­ca se regía por los principios del "Vinaya Sutra", una de las tres colecciones canónicas de las escri­turas.
   Cada 40 noches los monjes celebraban una asam­blea formal, la "uposatha". Recitaban las reglas del Vinaya y hacían con­fesión pública de todas las transgre­sio­nes. La sangha daba normas para monjes y monjas.
   En la corriente Thera­vada los hombres y las mujeres eran célibes y con­se­guían diaria­mente su comida pi­diendo limosnas en las casas de los laicos más devotos.
   En la escuela "Zen" no se admitía la mendicidad y se reclamaba el trabajo para el propio sustento.
   El grupo "Shin" de Japón, rama de la de la "Tierra Pura", organiza a sus sa­cerdotes como casados y con prole.
   La función de los nombres es predi­car, trabajar, estudiar las escrituras y cele­brar servicios fúne­bres para honrar a los muertos.

   7.2. El culto

   El culto búdico es diverso y dependen de la situación o estado en que se halla un adepto.
   En el budismo los actos de veneración que realizan los laicos, a diferencia de los hechos por monjes, son más bien personales que grupa­les.
   Existe una fórmula para la expresión de la fe, utili­zada tanto por los laicos como por los miem­bros de la sangha. Recibe el nombre de "Los Tres Refu­gios", y dice:
     - "Me refugio en el Buda".
     - "Me refugio en el dharma".
     - "Me refugio en la sangha".
   Es importante saber meditar el texto para obtener beneficios. Teóricamente el budismo Theravada no adora a Buda, pero tiene una venera­ción que se muestra por medio del culto a la "stupa". Una stupa es una estructura o edificio sagrado que contiene una reliquia. Los devotos cami­nan alrededor de la cúpula siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Ofrecen flores e incien­so como signo de respeto. En el templo Dalada Maligava de Kandy (Sri Lanka) se conserva como reliquia un diente de Buda. Este objeto es el centro de veneración.

   7.3. Fiestas
 
   Las fiestas son frecuentes en el budis­mo. Especial es la celebrada cada año el día del cumpleaños de Buda, fiesta de "Vaisak­ha", nombre del mes en que nació Buda).
   En el grupo Theravada se aprecia una ceremonia de protección ("pirit")en la que se lee una serie de hechizos procedente del Canon Pali. Con ellos se expelen los espíritus malignos, se curan los ma­les, se bendicen edificios, etc.
   En los grupos Mahayana los ritos son importantes son aquellos en los prevale­ce el Theravada. Hay imágenes de Buda y de bodhisattvas en los altares de los templos y en las casas de los devo­tos. Sirven como lugar de adora­ción.
   El rezo y los cantos son actos de devoción muy típicos, como también lo son el ofrecer frutas, flores e incienso.
   Una fiesta popular en China y Ja­pón es la de "Ullamba­na", o celebración con ofrendas a los espíri­tus de los muertos y a los fantasmas hambrientos. Se piensa que, durante esta celebración, las puertas del otro mundo se abren para que los espíritus puedan retornar a la tierra por algunos momen­tos.

  

 
 
 
 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

  3. Desarrollo del budismo

   Poco tiempo antes de que Buda mu­rie­ra pidieron los discípulos que nom­brara a un suce­sor. El parece que se negó y le rogó que cada uno traba­jara de forma per­sonal y lograra su propia salva­ción.
   Al principio sus consignas de vida se trasmitieron de forma oral. Pero pronto se vio la nece­si­dad de escribir sus ense­ñanzas y crear textos que mantu­viera la uni­dad y la pureza de la comuni­dad.

   3.1. Consejos Superiores.

   El grupo búdico inicial decidió reunir­se de forma perió­dica para lograr un acuer­do de doctrina y de prácti­cas reli­giosas. Según recogió la tradición poste­rior, parece que hubo cua­tro reunio­nes que fue­ron consi­dera­das Consejos Su­perio­res.

  3.1.1. Primer Consejo Superior.

  Se celebró en Raja­griha (actual Rajgir), a poco de morir el maestro. Fue presidi­do por un monje llamado Maha­kasyapa (aunque en otros textos se habla de Ananda).
   Se recitaron las enseñanzas de Buda y se logró aunar criterios de inter­pre­ta­ción con respecto a sus normas de vida y la disciplina del grupo.

   3.1.2. Segundo Consejo.

   Se dice que un siglo más tarde se cele­bró otro consejo en Vaisali. El propó­sito esta vez era dilucidar las 10 prác­ticas monásticas dudo­sas y que eran vividas por la confederación de seguido­res radicada en Vajjian.
   Entre estas prác­ticas estaba el uso de dinero o el uso de vino de palma. El Conse­jo las declaró perjudiciales. No todos aceptaron la decisión y surgió la primera división de los grupos seguido­res del Maestro. Se separaron los "Maha­sanghika", o Gran Asam­blea (co­no­cidos como Maha­yana), y los más estrictos, los Sthavi­ras o Ancianos (co­nocidos despec­tiva­mente como Hinayana).
   La ruptura se consumó 37 años des­pués en otra reu­nión, expresión de las crecientes tensiones dentro de la "sangha", la cual se alteró más con cues­tiones tales como la discipli­na, la fun­ción de los laicos dentro de la reli­gión y la naturaleza del "arhat".
   Los grupos siguieron subdividiéndose hasta llegar a formar 18 escuelas, las cuales diferían unas de otras en cues­tiones filosóficas y doctri­nales. Las 18 es­cuelas fueron con los siglos desapare­ciendo. Sólo una se ha mante­ni­do hasta la actualidad como descendiente de los primeros tiempos. Es la Theravada.

   3.2.3. Tercer Consejo Superior.

   Fue convoca­do por el rey Asoka en el siglo­ III a. C., y se realizó en Pataliputra (actual Pat­na). Fue sugerido por el monje Mog­galiputta Tissa. Tuvo por fin expulsar de la sangha a los falsos monjes que buscaban en ellas intereses y protección real.
   En este Tercer Consejo se dilucidaron diversos puntos y culminó con la recopi­la­ción de los textos y escritos budistas (Tripitaka), y con la acepta­ción de la filosofía sutil ("abhid­har­ma"), la acogida doctrinal ("dharma") y la aceptación de la disciplina monacal ("vinaya")
   Otro logro fue el envío de misio­neros para que recorrieran distintos países divulgando la fe budista.

   3.2.4. Cuarto Consejo Superior.

   Alrededor del año 100 tuvo lugar el  Cuarto Consejo Superior bajo el rey Kanishka. No se sabe bien si se celebró en la ciudad de Jalandhar o en algún lugar de Jam­mu o Cachemi­ra.
   Intentó buscar la paz entre las diver­sas facciones, pero los budistas Theravada se negaron a asumir las decisio­nes.

  4. Los libros santos

   Aunque ya habían pasado muchos siglos desde la muerte de Buda, las tradiciones y enseñanzas seguían siendo expuestas verbalmente durante los Con­sejos. Pero hacia el siglo I a.C., se tomó la decisión de que fueran puestas por escrito, para que todos pudieran apoyar­se en los mismos textos.
   Se utilizó al principio el sánscrito para la transcrip­ción lo que se decía que el Maestro había enseñado.
   A pesar de que se conservan textos dispersos, ninguno de los primeros escri­tos en sánscrito ha sobrevivido. En cam­bio, se conserva en lengua pali, que es len­gua derivada del sáns­crito, una colec­ción de tex­tos canónicos thera­vidianos, conocida por el nombre de Canon Pali.
   Se la conoce con el nombre de "Tripi­taka", porque constar de tres colec­cio­nes de escritos: el SutraPitaka (colección de discursos), el Vinaya-Pitaka (código de disciplina monásti­ca) y el Abhidharma- Pitaka (contiene discusio­nes filosóficas y psicológicas.


  
 4.1. El Sutra Pitaka

   Está compuesto por diálogos entre Buda y otras personas. Lo forman cinco grupos de textos:
   -  Digha Nikaya o colección de discursos largos;
   -  Majjhima Nikaya o colección de discur­sos medianamente largos;
   -  Samyutta Nikaya o colec­ción de discur­sos de un mismo tema;
   -  Anguttara Nikaya o colección de discursos que tratan temas específicos;
   -  Khud­daka Nikaya o colección de textos sobre diversos asuntos.
   En el quinto grupo, los Jataka resumen historias de las anteriores vidas de Buda. En el Dhammapada hay "frases y ora­cio­nes religiosas", las cuales le hacen popu­lar y es el mejor resumen de las enseñanzas de Buda relativas a discipli­na mental y moral.

   4.2.  Vinaya Pitaka.

   Recoge 225 reglas que rigen la conducta de monjes y mon­jas budistas. Va acompañada cada una de ellas de una historia que explica su origen. Todas están ordenadas de acuerdo a la gravedad de la ofensa que implica su violación.

   4.3. Abhidharma Pitaka.

   Está compues­to por siete documentos o partes inde­pendientes. Se explican clasifica­ciones y descripciones de fenómenos psicológicos, análisis metafísicos y un diccionario de conceptos.
   Los textos de esta colección implican una autoridad para los monjes. Pero en realidad ejercen sobre los budistas laicos influencia de vida es muy escasa.

   4.4. Influencias de los textos.

   La colección completa de estos textos canónicos se ha preparado en otras versiones o idiomas como el tibetano o el chino, cuyo alcance ha sido muy desigual a lo largo de los siglos y en los diversos lugares.
   Existen dos textos no canónicos de gran influencia dentro del budismo Theravada.: el "Milindapanha" (preguntas del rey Milinda) y el "Visuddhi­magga" (camino de la Purificación).
   El "Milinda­panha" es del siglo II d. C.; está en forma de diálogos y aborda problemas fundamentales del budismo.
   El "Vi­suddhimagga" es obra de Budd­hag­hosa, el más famoso comenta­rista del budismo que escribió a comienzos del siglo V d. C. Es un largo compendio que resume los pensamientos y las prácticas de meditación budista.
   De acuerdo con la tradición, los budistas Theravada han mirado el Tripi­taka como una compilación de las pala­bras memorables del maestro
   Los budistas Mahaya­na, sin embargo, no limitaron sus escri­turas a las ense­ñanzas de estos textos considerados santos, sino que se abrieron más a la reflexión de los maes­tros de la comuni­dad que han ido sur­giendo con el tiem­po. Sus textos han sido más popula­res y siguen vivos en la conciencia de muchos seguidores. Entre estos textos se pue­den recor­dar algu­nos:
   - el Saddharmapundarika Sutra (Sutra del Loto de Buena ley, o Sutra del Loto);
   - el Vimalakirti Sutra;
   - el Avatamsaka Sutra (Sutra de la Guir­nal­da)
   - el Lankavatara Sutra (Sutra del Des­censo de Buda a Sri Lanka);
   - también un grupo de escritos conocidos como Prajnaparamita Sutra (Sutra de la Gran Sabidurí

6. Extensión del budismo

  El budismo se expandió rápidamente por la India. Los misioneros enviados por el rey Asoka hicieron de la religión lograron hacer del budismo una sistema de creencias populares que entraron en franca conflictividad con el hinduismo más rural.
  Se enviaron grupos de misioneros a recorrer el mar Medite­rrá­neo, aunque sin lograr resultados suficientes.

  6.1. Expansión asiática

   Al rey Asoka (273-232 a. C), y luego su hijo Mahinda y su hija Sanghamitta, cuyo imperio se difundió por casi toda la ac­tual India del Norte y Afganistan, lo­gra­ron la con­ver­sión de Sri Lan­ka al budis­mo. Tam­bién contribuyeron fuer­temente desde el comienzo de su reina­do, a que el budismo Theravada fuera la reli­gión oficial del país.
   Su fuerte apoyo al budismo le llevó a influir en su establecimiento en Birmania y la región del Indico.
   Después los progresos continuaron y la influencia de Buda llegó en el siglo V d.C. a Tailandia, Camboya y demás regiones más orientales.
   En China costó más su establecimien­to, debido a las fuertes persecuciones que sufrieron sus adeptos por parte del confucionismo. Fueron severas las per­secuciones en los años 574 a 577 y sobre todo la del 845. Pero el budis­mo logró con­solidar­se e influir con fuerza en la cultura china.
   Desde China, el budismo continuó su expansión asiática. Hacia el 189 ya esta­ba en Viet-nam y en el 372 llegó a Co­rea. A Japón llegó el 552 d.C. En este país, el 594 fue declarado religión oficial por el regente Shotoku Taishi.
   Especial importancia tuvo su llega al Tíbet a principios del siglo VII d.C. El impulso en esta región se lo dio el monje hindú Padma Sambhava, que llegó al Tíbet en el 747. Los budistas tibetanos desarrollaron la idea de que los maes­tros de los gran­des monasterios eran reen­carnación de famosos "bodhisattvas". El principal de los abades pasó a ser cono­cido como Dalai Lama. Desde mediados del siglo XVII hasta 1950, año en que China conquistó el Tíbet, los Dalai Lama diri­gieron el Tíbet como una teocracia.

  6.2. Grupos Zen (o Ch'an).

  Esa expansión territorial originó diversos movimientos búdicos, que añadieron al abanico de las corrientes antiguas otras formas de vida o creencias.
  Especial importancia tuvieron los gru­pos Zen (o "Ch'an") enfo­ca­dos a la medita­ción ("dhyana", meditación en sánscrito), y de "la Tierra Pura" ("Amithaba"), que po­nían mayor énfa­sis en la devoción y en la vida exigente.

   6.2.1. La escuela Zen.

   Practica la medita­ción como camino hacia la vida interior de Buda. Fue fun­dada por el monje hindú Bodhidharma. Llegó a China en el año 520. Otorga una especial importan­cia al entrenamiento perso­nal en lo que significa la iluminación, más que al aspecto doctrinal o al estudio de las escrituras.

   6.2.2. "Tierra Pura".

   La doctrina de la "Tierra Pura" subrayaba más la devoción hacia Amitabha o Buda de la Luz Infinita, lo que implicaba el renacer en un paraíso eterno cono­cido como la Tierra Pura. No es un premio a los hombres buenos, sino un encuentro con la vida interior de Buda.
  Los devotos muestran su devo­ción Ami­tabha por medio de la ince­sante repeti­ción de la frase  “Homenaje a Buda Amitabha". El simple hecho de recitar estas palabras es suficiente para entrar en la Tierra Pura.

   6.3. Otras formas.

   Una secta japonesa del budismo Ma­hayana es la del budis­mo "Nichiren", que recibe de su fundador en el siglo XIII. La secta Nichiren creía que en el "Sutra del Loto" se encon­traba la esencia de las enseñanzas de Buda. Su conteni­do puede ser resumido en la frase "Homenaje al Sutra del Loto", con cuya mera repetición los devotos logran ilu­mina­ción.  Las diversas formas indican que el budismo ha sido y sigue siendo una religión de gran capacidad creadoras, lo que refleja la libertad de sus seguido­res.

  7. Instituciones búdicas.

  Las obligaciones religiosas y su obser­vancia difieren, tanto en la sangha y en los laicos, como en el seno de cada uno de los grupos derivados del budismo primitivo.
  Hay, con todo, elementos comunes que definen de algún modo la identidad búdi­ca.

8. Budismo y cristianismo

  El budismo es una religión con ciertas coincidencias con el mensaje cristiano.
    - Es mucho más comprensivo con la situación de los hombres y fomenta muchos más que el hinduismo el amor a los que sufren y la necesidad de ayudar a los semejantes.
     - Se cultivan en el determinados valo­res místicos de contemplación y de esperanzan. Se valora la plegaria y se promo­ciona la fe en la divinidad.
     - El monacato budista se convierte en eje fundamental de los creyentes, ya que organiza un culto abierto a las personas que no son monjes y ofrece a todos el ejemplo y los consejos de los que viven monacalmente.
   Históricamente el budismo ha sido muy comprensivo con el cristianismo y no han existido especiales circunstancias conflictivas de persecución, rivalidad o descon­fianza.
   Por eso es interesante promover el conocimiento y el respeto a los seguidores de un hombre que fue modelo de entrega y promotor de una sólida espiritualidad. Ello no implica que se puedan aceptar sus postulados antropológicos o sociales, aunque se hallan mucho más cerca de la dignidad natural del hombre y de las creencias cristianas de lo que puede estarlo el hinduismo.
   El Concilio Vaticano II habla del budis­mo (Declaración Nostrae Aetate, n. 2), y reconoce valores como los siguientes:
    - el sentido de superación del mundo que manifiestan los seguidores de Buda.
    - el deseo de obtener una iluminación que conduzca a la verdad
    - la especial sensibilidad a la fraternidad que se manifiesta en muchos de los grupos.
    En coherencia con estas líneas de acción, el educador de la fe debe tener claros conocimientos de lo que represen­tan los budistas y debe tratar de desarrollar en sus educandos el respeto.
    Hará bien en ponerse al tanto de las influencias que a veces ejerce el pensa­miento budista en determinados ámbi­tos literarios, artísticos y sociales.
   Incluso existen diversos movimientos y sectas religiosas inspiradas en las con­cepciones búdicas, atractivas por su originalidad y en ocasiones peligrosas por su agresividad.
    Difícilmente se puede actuar educati­vamente sin conocimientos suficientes y elementos objetivos de discernimiento, a fin de poder diferenciar lo que es destructivo en esos grupos y lo que puede resultar mera circunstancia cultural exuberante en Oriente.

   Valores del Budismo

    - La interioridad y la conciencia de la rique­za interior dada por la divinidad.
    - La serenidad y la esperanza, para enfrentarse con paz a la fugacidad de la vida.
    - El autogobierno corporal y de la mente para poder conservar la libertad.
    - La solidaridad y la defensa de la igualdad de los pueblos y de los hom­bres.
    - La resignación ante el dolor y la muerte en espera de una vida eterna pura e insensible.
    - La flexibilidad y la tolerancia hacia la vida más ética que dogmática.
    - La presencia misteriosa y absorbente de la divinidad eterna.