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En griego châos, abismo, significa el desorden absoluto que existía en el cosmos antes de la creación del mundo para los orientales y de su organización para los griegos. Lo contrario del "caos", vacío, nada, desorden, sería "el cosmos", orden, organización, mundo hecho por Dios.
En la Biblia se empieza el Génesis hablando del abismo, de la soledad y del caos anterior al momento en que Dios actúa haciendo el mundo. Pero evidentemente ni términos ni conceptos poseen sentido unitario, pues la descripción que en el Génesis y en los demás libros aparecen no tienen intención científica o cosmológica y además reflejan influencias muy diversas.
Los ecos de las mitologías influyentes del entorno (babilónicas, persas, egipcias, griegas) son inevitables. Se prolongaron siglos en éste y en los demás temas del Antiguo y Nuevo Testamento. Lo que sí parece cierto es que el concepto de nada absoluta, de vacío, de ausencia de todo, que hoy empleamos en las ciencias físicas, parece ajeno al pensamiento griego y al mesopotámico.
Por lo tanto en la catequesis no hay que insistir en explicar lo inexplicable ni en formular teorías bíblicas desde perpectivas cósmicas actuales, que no condcen a una exégesis suficiente de la Escritura.
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