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Participio y sustantivo derivado del verbo kataejeo, originante del concepto de catequesis. Literalmente designa al que es "instruido por oral", al que recibe la palabra resonante, de viva voz. Y desde los primeros siglos (II y III) se denomina con este término al neófito que se instruye en la doctrina cristiana con el fin de recibir el bautismo que le abre las puertas de la comunidad creyente.
El término, que fue normal en los tiempos antiguos, quedó sepultado en el olvido durante la Edad Media y el Renacimiento, al menos en los países sociológicamente cristianos, donde los niños pequeños reciben el bautismo en los primeros días de su vida y no son susceptibles de ninguna formación en ese momento. Se recuperó recientemente en el contexto de los movimientos cristianos de renovación vivencial de la fe.
Se da con abundancia o con resonancias muy precisas en los grupos evangélicos, sobre todo pentecostalistas, y también entre los católicos de determinadas preferencias litúrgicas. Lo usa la liturgia cristiana para definir a los que se preparan al bautismo pascual.
Y por eso se define con él a la persona adulta que, consciente de su llamada a la fe, se adhiere a la Iglesia y asume un proceso de formación religiosa y de experiencia inicial de comunicad para llegar al Bautismo de manera madura, coherente y vital.
El catecúmeno es el miembro de un grupo catecumal que armoniza la instrucción con la vivencia. Sigue un proceso de preparación bautismal que la comunidad, a través de su jerarquía, establece como conveniente. Se le supone libertad, conciencia de dignidad, vocación divina a la fe y respuesta personal digna de toda alabanza. Su gesto final de esa fe será la recepción del Bautismo.
En sentido estricto equivale al término de catequizando. Pero el concepto de catecúmeno implica más vivencia que instrucción, más búsqueda y actitud personales que aceptación de lo dispuesto por otros.
Por eso se halla hoy usado con preferencia en los grupos catecumenales, que lo vinculan con determinadas connotaciones eclesiales:
- Aluden al adulto no bautizado que acoge la llamada a la fe y quiere ingresar en tal comunidad de los creyentes concreta y precisa, más que en la Iglesia católica y universal.
- Le consideran durante un tiempo en actitud de instrucción y de preparación para adquirir los conocimientos y los hábitos cristianos convenientes.
- Se le mira en la comunidad cristiana con la simpatía y acogida que merece el convertido del error y que por fin ha encontrado la verdad.
Y el término catequizando se reserva para el que, con sentido más didáctico e incluso académico y parroquial, es miembro de un grupo convencional y tradicional de formación y de catequesis.
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La idea de catecúmeno trata de rescatar más la voluntariedad en la pertenencia al grupo, alude más a los estadios de la vida madura, implica más dimensiones morales y espirituales de conversión y de compromiso bautismal. El término de catequizando alude más al protagonista del proceso del aprendizaje religioso que se consigue por planes y tiempos adecuados.
Bueno es también recordar que la liturgia cristiana denomina catecúmeno con frecuencia a todo aspirante a la fe y al bautismo. Hace referencia más a ambientes sociológicamente no cristianos, en donde algunos conversos se adhieren a los grupos cristianos y entran gradualmente en sus acciones religiosas. Por lo demás, los usos siempre cambiantes, harán que el término resulte normalizado con el uso, pero no uniformado por las explicaciones y los significados que se le atribuyen
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