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Lugar de vida común, en su etimología griega: koinobion. S. Jerónimo en el 384 ya usa el término y S. Atanasio también.
Desde el siglo IV se habla de cenobitas, que son los habitantes del cenobio. Este se presenta como forma organizada y común de convivencia religiosa con cierto sentido de soledad y piedad.
Pero el cenobio no es un refugio para desesperados o perseguidos. Los cenobitas salían a prestar servicios pastorales cuando la acción era más caridad que la vida retirada.
Con las Reglas establecidas por los Fundadores, al estilo de S. Antonio Abad, de S. Basilio y de S. Agustín, los cenobios se convierten en monasterios.
Con todo es conveniente recordar que han seguido en la Iglesia a lo largo de todos los tiempos modelos de "comunidades libres", ya que Dios habla dónde quiere.
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