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Acumulación o recopilación de objetos por la tendencia natural del hombre a la posesión de lo que satisface sus necesidades físicas, psicológicas o sociales. Es interesante aprovechar esta tendencia en ocasiones oportunas o hacia objetos convenientes para la educación religiosa.
Recortar noticias o ilustraciones de prensa desechable, aportar objetos o copias de textos adecuados para la clase o el grupo de catequesis, coleccionar imágenes o figuras del arte religioso, explorar en internet por medio de un buscador y aportar al grupo los hallazgos, son labores coleccionistas que facilitan el interés, la atención, el vocabulario y los juicios de valor. Además permiten superar la escucha pasiva de exposiciones orales, cuyos contenidos apenas si entran en la mente de los oyentes.
Siempre que se haga con objetivos concretos, con delimitación de campos, con adaptación a los niveles madurativos a los que pertenecen los coleccionistas, esta actividad puede ser un buen instrumento para despertar, conservar y encauzar el trabajo de los catequizandos. Conviene recordar que algunas edades, como la tercera infancia, está particularmente propensa al coleccionismo.
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