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Tendencia y efecto de la asociación de personas de la misma edad, entorno o situación social, comenzando desde los primeros años de la vida. El compañerismo no debe ser confundido con la amistad. El primero se apoya en la tendencia social del hombre y la segunda se fundamenta en las energías afectivas de la personalidad. El compañerismo o camaradería nace en la tercera infancia y es más abierto y polivalente en los niños que en las niñas, aunque en ambos existe por igual.
La amistad aparece en la preadolescencia y es más intensa en el sexo femenino que en el masculino o, al menos, parece que se desenvuelve con manifestaciones diferentes.
Es un valor humano que hay que fomentar con actitudes de altruismo, de solidaridad, de generosidad y de bondad en el trato. Es también un valor cristiano, por el hecho de ser respuesta a las necesidades de comunicación religiosa entre las personas al llegar a determinado nivel madurativo. El catequista y el educador deben mirar el compañerismo como uno de los valores catequísticos para la buena marcha de cualquier realidad humana relacionada con la educación de la fe.
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