Comunión
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  Común unión por diversos motivos y de variadas formas. En principio se alude con este término a la participación euca­rística a la unión consecuente que se sigue de la recepción del sacramento. En este sentido hay expresiones que aluden a formas especiales o a ocasio­nes singulares de recibir la comunión.
    La "Primera comunión" tiene especial repercusión social, por cuanto es motivo no solo para el niño que, al llegar al uso de la razón puede acercarse ya a la participación eucarística, sino que se convierte en motivo de regocijo espiritual y social para todos los que se interesan por el, desde la familia a la parroquia. Desde S. Pío X, con su Decreto "Quam Sigularis", de 1910, la primera comunión se estableció entre los 7 y los 10 años, edad en que los niños comienzan a tener cierta capacidad discriminadora sobre la acción eucarística.
    La "Comunión solemne", que se hace al llegar a una mayor madurez social y moral, fue tendencia francesa desde el siglo XVIII, cuando en muchas Diócesis se extendió la costumbre de asociar la Eucaristía a la profesión de la fe, al llegar a los 14 o 16 años.
    En otros ambientes o circunstancias, también se han extendido otros modos de dar a la participación eucarística algu­nos sentidos de reforzamiento de la piedad y de la devoción. Conceptos como "comunión de perseverancia", "comunión reparadora de los primeros viernes de mes", "comunión de acción de gracias" son expresiones interesantes, aunque deben ser situadas en la justa valoración superior de los que realmente es y significa la comunión en cualquier día o circunstancia.