Comunismo
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    Sistema social y económico que niega el derecho a la propiedad privada y sólo admite la comunitaria. Desde el libro utópico de Platón, "La República" hasta "El materialismo y empiriocriticismo" de Lenín, pasando por "La Utopía" de Tomás Moro y "La Ciudad del sol" de To­más Campanella en el Renacimiento, la idea de combatir y anular la propiedad privada ha tentado a muchos escritores.
   Sin embargo la dignidad humana y la libertad reclaman que el hombre pueda poseer bienes. La solución represiva de la propiedad no es criterio correcto para regular la tendencia posesiva humana, sino que debe apelarse a la recta razón y al buen gobierno. En este sentido hay que educar a las personas libres. Y en esa dirección se mueve la educa­ción cristiana.
   No hay que confundir el comunismo, que es un sistema económico, con los diversos tipos de socialismos o con el marxismo. Los socialismos regulan la vida social, y la propiedad por lo tanto, dando el predominio a lo común sobre lo individual. Hay socialismos totalitarios y los hay libertarios. Existen fórmulas so­cialistas materialistas y existen otras cristianas y respetuosas con la dignidad del hombre. En cuanto se opone el so­cialismo al capitalismo salvaje, debe ser estimado y promovido. El capitalis­mo egoísta, que tolera la acumulación de riqueza en perjuicio de la mayor parte que malvive en la miseria, es tan malo como el comunismo totalitario convertido en opresor de las libertades.
   Tampoco hay que confundir el comunismo con el marxismo. Marx sólo veía en el comunismo una solución a la alie­nación del capitalismo. Era materialista dialéctico: aplicaba la teoría dialéctica de Hegel (la oposición de los contrarios) a las relaciones laborales (lucha de clases y promoción de la victoria proletaria). El marxismo es sistema filosófico. El comunismo es sistema económico. El socialismo es sistema social. Los tres pue­den ser interpretados en forma extre­mada y de manera moderada.
   Aunque el final del siglo XX conoció la decadencia de la idea comunista en política por el estrepitoso fracaso de las "dictaduras del proletariado", el comunis­mo como utopía sigue ejerciendo cierto atractivo en intelectuales y proletarios críticos. Conviene tenerlo muy presente en educación y en catequesis para ofrecer criterios sanos que permitan, sobre todo al joven, tomar posturas. Es labor del educador señalar caminos para des­cubrir lo que es conforme a la fe.