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Procedimientos pedagógicos de emulación que llevan a los educandos a sentirse estimulados para determinadas labores por imitación de los demás o por deseo de sobresalir sobre ellos.
Las tendencias pedagógicas modernas, más personalistas que competitivas, no están muy a favor de las rivalidades pedagógicas entre personas o ente grupos; y no miran con simpatía los concursos que terminan halagando la vanidad de los triunfadores y reclamando la resignación de los derrotados o de los eliminados de las tareas.
Pero tampoco hay que negar, por falso puritanismo ético, que una noble competitividad tiene mucho de positivo y que, para determinados temperamentos, constituye un estímulo apreciable y positivo. Lo rechazable sería la marginación de los derrotados o la exagerada promoción de las rivalidades.
Pero la nobleza de los deportes y competiciones, la satisfacción de los triunfos que han exigido esfuerzos y la conciencia de los propios poderes en una puja noble y comparativa con los demás, responden a la naturaleza del hombre, sobre todo del niño y del joven. Hay que aprovechar esa energía y estímulo, incluso en los "concursos catequísticos", en los trabajos de grupo con premio "a los mejores" y en las tareas de cada día.
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