Congruismo
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         Fue una doctrina defendida por los jesuitas en las discusiones teológicas del siglo XVII. Atribuida a Francisco Suárez y a Roberto Belarmino fue considerada en 1613 de obligada enseñanza por la Com­pañía por el Superior General P. Claudio Acquaviva.
   Defiende que la gracia divina es siempre congruente entre el don de Dios y la capacidad del hombre que la recibe. La gracia es congrua, o suficiente y conveniente, para que el hombre obre bajo el influjo de Dios. Si el hombre no es capaz de algo, Dios le cono­ce de ante­mano pues Dios todo lo sabe, y entonces no le da la gracia.
   La gracia es siempre infalible e irresistible cuando Dios la da. Si el hombre no va a responder a ella, no se la da, pues Dios no puede quedar "desairado". Esto no va contra la libertad humana sino que intenta salvar la supremacía divina. El hombre libre es el responsable de que Dios no se la dé. Por eso debe pedirla con humildad, prepararse con diligencia para responder, asumir la responsabilidad de merecer la gracia.