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Tendencia a "consumir" o aprovechar todas las circunstancias existentes sin dejar pasar ninguna oportunidad de adquirir y tener, incluso lo no necesario, de gustar y saborear, incluso lo inconveniente, de competir y ostentar, incluso aunque se tengan pocos recursos.
Es dejarse llevar por la exageración en el consumo: de agua, de alimentos, de vestidos, de viviendas, etc.
Es un rasgo de las sociedades opulentas. Y resulta particularmente penoso el que existe, cuando se abusa de las propiedades ante le mirada dolorida de quien tiene hambre, sed, frío, ignorancia, ante quien carece de techo o vivienda o vive marginado por falta de recursos.
La educación en contextos consumistas es fácil en cuanto a posibilidades instructivas; pero es indigente y negativa en sus dimensiones éticas o espirituales.
Por eso el consumismo es anticristiano y, como tal, hay que hacerlo entender, en la teoría y en la práctica, a quienes se educan a la luz del Evangelio.
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