Cruzadas
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       Se conoce con este nombre las expediciones militares de los reinos o prínci­pes cristianos para defender la cruz ante las invasiones mahometanas acaecidas en Europa a lo largo de la Edad media. De manera especial se da este nombre a las expediciones que tuvieron por obje­tivo restablecer el dominio cristiano en Palestina y en los llamados Santos Lugares por los cristianos.
  Las formas religiosas medievales con sus mitos y sus leyendas, la abundancia de nobleza segundota, desocupada y empobrecida, la conveniencia de desviar las tensiones bélicas hacia el enemigo co­mún mahometano, la necesidad de abrir mercados en Oriente por parte de las crecientes ciudades italianas, fueron las causas socioeconómicas que las fomentaron.
   Y el espíritu guerrero que despertaban los afanes expansionistas de los diversos grupos mahometanos, que se empeñaban en conquistar Europa, dio como resultado la aparición de religiosos militares (Ordenes militares) para luchar contra ellos. Fueron esos grupos los que mantuvieron durante tres siglos ese ideal oscilante y aglutinante de pactos y movi­mientos béli­cos justificados religiosamente.

   Las ocho cruzadas que, con diversa fortuna, suelen recor­darse fueron:

   - La I duró de 1095 a 1099, predicada por Urbano II en el Concilio de Clermont en 1095 y dirigida por Godofredo de Buillon. Se tomaron determinadas ciudades: Nicea, Antioquía y Jerusalén. Se creó el Reino de Jerusalén en 1099, dependiente de los reinos europeos.
  - La II de 1147 a 1149 fue predicada por San Bernardo y dirigida por Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania. Fracasó ante Damasco y las tropas cristianas retrocedieron.
  - La III fue de 1189 a 1192. Se debió a la toma de Jerusalén por Saladino. La principal hazaña fue la toma de Chipre por Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra.
  - La IV, entre 1202-1204, fue promovida por Inocencio III. Se fundó el Imperio latino en Constantinopla en 1204.
  - La V en 1217 a 1221 fue también bendecida por Inocencio III y supuso una derrota en Monte Tabor y la huida de los supervivientes hacia Egipto.
   La VI de 1228 a 1229 fue dirigida por Federico II de Alemania; logró la recupe­ración de Jerusalén, Belén y Nazareth.
   La VII y la VIII estuvieron promovidas por Luis IX, Rey de Francia. La VII duró de 1248 a 1254 y la VIII se realizó en 1270, la cual ya puso su centro de atención en Túnez y no pasó de este lugar norteafricano.
 

 


 
 

 

 

   

 

 

 

  El tema de las cruzadas es uno de los que exigen un buen planteamiento y mejor interpretación cuando se intenta clarificar la intención de la Iglesia en aspectos bélicos y de paz, a los que tan sensibles son los hombres modernos y sobre todo los jóvenes. Al presentar estos hechos bélicos cristianos es conveniente formu­lar los hechos en su contexto y actuar de modo pedagógico. De lo contrario difícilmente se pueden entender los ideales y los valores que, sin duda, laten en tales gestos cristianos.

   El deseo mahometano de conquistar Europa, que no se realizó entonces, chocó con la resistencia de los reinos cristianos que la formaban e hicieron posible una cultura cristiana (arte, leyes, familia, literatura) duradera hasta hoy. La respuesta militar a las pretensiones mahometanas de conquista sólo aquí encuentra explicación.
   España quedó marginada de las Cruzadas de Europa, pues bastante tenían los Reinos cristianos peninsulares con recuperar el antiguo reino visigótico, tarea que duraría ocho siglos, desde el 711 en que Tarik cruzó el estrecho hasta la toma de Granada en Enero del 1492.