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Narración breve, ficticia, de muy diversos significado y con variedad de estilos. Es lenguaje eminentemente infantil por el uso masivo que de él siempre se ha hecho, por responder a la necesidad evasiva y fantasiosa de la infancia elemental y por la sencillez del vocabulario y la brevedad del relato.
Es un lenguaje privilegiado para la catequesis de niños pequeños. Algunos cuentos religiosos, al estilo de Marcelino Pan y Vino de Sánchez Silva, pueden ayudar al catequista a conectar con los más pequeños, e incluso con los que no lo son tanto.
No hay que olvidar que al género narrativo ficticio de intencionalidad pedagógica pertenecen formas literarias como las parábolas, las metáforas, las leyendas, los mitos, las fábulas, las alegorías, las historietas, visiones, sueños, que tan abundantemente aparecen en la Biblia.
A pesar del carácter fantasioso, y por lo tanto irreal, del cuento, los niños pronto diferencian lo que agrada por su satisfacción imaginativa, pero es irreal, y lo que es la real. Por eso no es conveniente repudiarlo en su formación ética y religiosa. El ejemplo de Jesús y de los profetas debe servir para que el catequista ame y use las narraciones simbólicas, para alentar a que el mismo catequizando las invente, aproveche e interprete.
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