Deísmo
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   Término utilizado para denominar las actitudes religiosas difusas y generales que, sin negar la existencia o la cercanía divina, lo sitúan en un cielo remoto y lo convierten en Ser Supremo incomprensi­ble, inalcanzable, infinito, que no puede rebajarse a ocuparse de sus distantes criaturas.
   El deísmo se pone en boga como fruto del racionalismo cartesiano, del empirismo de Locke, del naturalismo de Rousseau y el idealismo de David Hume. En la dimensión religiosa, el deísmo es lo que vincula a estas y otras corrientes, incapaces de asumir el mensaje revelado sobre la divinidad, es decir sobre un Dios cercano y sobre unas doctrinas teológicas de carácter sobrenatural: Paternidad divina, Gracia, Providencia, Encarnación, etc.
   La actitud deísta es esencialmente individualista (cada uno se hace su Dios) y crítica (rechazo de las religiones reveladas y de la Iglesia), al mismo tiempo que laicista (lo religioso es personal, no social) y secularista (lo sagrado es esencialmente superstición)
   Las consecuencias que brotan naturalmente de esas actitudes laicistas son distorsionantes. No es aceptable una sociedad religiosa como la Iglesia, en donde haya una autoridad, unas normas y una comunidad con relaciones de fe.
  El Deísmo prendió sobre todo en Inglaterra, haciéndose compatible con el espíritu pragmático sajón y con los postulados sociológicos del anglicanismo.
   Existen diferencias marcadas entre los deístas ingleses en cuanto al contenido de la verdad elaborada por la razón y los deístas italianos y franceses más dados a jugar con los sentimientos. El común denominador de todos ellos fue la negación práctica de la revelación.
    El primer formulador de los principios deístas fue tal vez el Charles Blount (1654-1693), que los condensaba así:
     - Sin duda existe un Dios supremo.
     - Debe ser adorado a distancia.
     - Admirarle es suficiente, no rezarle.
     - Nos debemos arrepentir de nuestros pecados por nosotros, no por Dios.
     - Existen premios para los buenos y castigos para los malos.
   El deísmo se quedó muy distante de los grandes misterios cristianos: Trinidad, divinidad de Jesús, Iglesia; y de los sacramentos, sobre todo de la Eucristía.
     El exponente más significativo en el mundo inglés de esta actitud tal vez se halle en el "Ensayo sobre el entendimiento humano" de David Hume. Queda reflejado también en los escritos de Tomas Hobbes, tales como "Leviathan" o en los ecos blasfemos y sarcasmos de Voltaire o los más sutiles de Condillac.