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Pedagógica y socialmente se entiende por tal la situación en la que se encuentra la persona que queda sin protección familiar o social por muerte o incumplimiento de sus deberes por los progenitores o por los tutores legales.
La situación se dio con frecuencia en el pasado (huérfanos, expósitos, mendigos), por lo que tuvieron que multiplicarse los hospicios, asilos y hospitales de caridad.
Existen también en la actualidad en los países pobres: niños de la calle, venta de menores, víctimas de la violencia o de la explotación, niños de la guerra, venta de esclavos, trabajadores menores.
Hay también estados de desamparo no jurídico, pero sí real. Tal es el caso de los desatendidos o de los abandonados prematuramente a su suerte (por toxicomanía, prostitución y pederastia), ante lo que un cristiano solidario y responsable no puede quedar indiferente.
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