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Término con el que se designan algunos libros del Antiguo y del Nuevo Testamento que no fueron siempre aceptados en el canon o lista de libros sagrados.
El término viene de Sixto de Siena (1520-1569), que lo empleó en sus escritos. No indica el término que hubiera dos cánones en alguna ocasión, sino que en los primeros tiempos algunos libros fueron menos extendidos y menos conocidos por algunas comunidades o lugares.
Los libros que suelen considerarse tales son Tobías, Judith, Baruc, Sabiduría, Eclesiástico, Macabeos I y II y fragmentos de Daniel y Esther en el Antiguo Testamento; y son Hebreos, Santiago, 2 y 3 de Pedro, 2 y 3 de Juan, Judas y Apocalipsis en el Nuevo.
No se deben confundir estos libros con los "Apócrifos", que son los que en alguna comunidades primitivas se admitían como inspirados. La Iglesia en diversas ocasiones los rechazó como tales.
Eusebio de Cesarea, en el siglo III, hacía una mejor clasificación: llamaba "reconocidos" (homologoumena) a los indiscutibles; discutidos (antilegoumena) lo que no aceptaban todos; y falsos (ilegítimos, noza) a los no inspirados.
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