Diáspora
    [012]

 
   
 


   Dispersión, reparto, extensión. Con­junto numeroso de judíos extendidos entre las naciones que siguen fieles a la Ley de Yaweh. Comienza la diáspora cuando el año 695 y luego el 686 a. C. los del Reino de Judá son llevados cautivos por los babilonios.
   Para entonces los del Reino el Norte, al destruirse el 721 a C. Samaría por los asirios habían sido ya "dispersados entre las naciones"
   Los del Norte nunca más volvieron. Parte de los judíos regresaron, pero muchos de ellos ya quedaron en Mesopotamia. Las relaciones con Jerusalén siguieron frecuentes en limosnas para los sacrificios del Templo y en plegarias.
   En las monarquías que suceden a Alejandro Magno, (+ 323 en Babilonia), los israelitas siguen extendiéndose por Egip­to y Cirenaica, por Grecia y Asia, y llegan incluso a Roma, Galias e Iberia. La co­munidad judía de Alejandría, en el siglo III llegó a ser muy poderosa y bien organizada. También llegaron a construir un templo a Yaweh en la colonia judía de Elefantina, que llegó a constituir el riesgo de un cisma en el judaísmo.
   En tiempo de Cristo se calculan en unos cuatro millones los judíos que habi­tan desde Babilonia hasta Iberia. En el territorio palestino de Herodes habría como un millón de judíos.
   A pesar de la destrucción de Israel en la guerra del 66 al 70 y de la segunda destrucción en la rebelión de Bar-Kokeba, en el 132 con el Emperador Adriano, los judíos siguen extendidos mayori­tariamente por todo el Mediterráneo.
   Mantienen su fidelidad yaveista, aun­que se acomodan a la originalidad cultu­ral de cada lugar y ambiente. Muchos judíos prisioneros de esas guerras fueron llevados a Roma después y llegaron a la libertad y también al desarrollo admirable de sus sinagogas y de sus comunidades.
   Desde Italia, los judíos se extendieron por Europa en los siglos posteriores llegando a Inglaterra, Escandinavia y Europa oriental, llegando a ser conocidos como askenazis.
   Cuando el Islam se apoderó de media Europa, los judíos de África del Norte se trasladaron hacia el Oeste, llegando a la península Ibérica. Se desarrollaron en pacífica convivencia con los mahometanos y los cristianos, no sin algunas persecuciones. Tal fue la del tiempo de los Reyes Católicos en el siglo XV, cuando miles de judíos fueron obligados a exi­liarse al Africa. Los supervivientes toma­ron el nombre de Sefardíes (Sefarad indica en su lengua España) y de allí se extendieron por diversos países, inclui­das las colonias de América, sobre todo.
   Las persecuciones nazis y otras del siglo  XX acreditaron su fortaleza y su capacidad de supervivencia, hasta que en 1948, como reparación del exterminio nazi, la Sociedad internacional salida de la guerra mundial permitió el establecimiento en Palestina de una Estado de Israel.      (Ver Biblia 6.4.1 y  ver Biblia y cate­que­sis 1.2)