Didáctica
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   Es una ciencia pedagógica que analiza los planteamientos de la enseñanza: metodologías, tecnologías, contenidos, procesos, dificultades y categorías de comunicación, obstáculos, tiempos.
   Etimológicamente es término griego, "didaskein" (enseñar) y "tékne" (arte). Sería, pues, definible como -"arte de enseñar". Pero más que arte, debido a los progresos y al rigor científico al que ha llegado la educación en los ámbitos pedagógicos es más bien ciencias que se nutre del arte (algo natural) y de la técnica (argo artifi­cial).
    La Didáctica explora los modelos, caminos y estadios que debe seguir la acción docente para conseguir el mejor resultado: anali­za los métodos (metodología) según los contenidos (ontología) y los sujetos (psicología) que se mueven en cada ambiente (sociología) a quienes se debe enseñar. Por eso necesita apor­ta­ciones de las demás ciencias como son  la filosofía, la teología, la antropología, la biología, la psicología y la sociología.
   La Didáctica, con todo, tiene cierto senti­do práctico y no sólo teórico por su propia naturaleza interdisciplinar, ya que su objeto es orien­tar el proceso de aprendi­zaje lo más eficaz­mente posible.
   Las teorías didácticas han sido numerosas, pero sobre todo se han desarrolla­do desde que el moravo Juan Amos Ko­mensky (Co­menio) divulgó en 1657 sus aporta­ciones utópicas en la "Didácti­ca Magna". En esta obra clave en la educa­ción mundial, mediante una "paner­gesia" (méto­do) o energía viva del aprendizaje, asegura la posibili­dad de con­seguir los mejores aprendizajes (pansofía) en todos los terrenos y con todas las personas. Ese grito de fe en el método es una llamada de atención sobre la importancia del orden.
    Detrás de ese planteamiento se alinean diversas actitudes que surcan la historia educativa de los últimos tres siglos. Van desde la metodología matemática de Descartes ("verdad clara y distinta") hasta el natura­lismo de Locke que asegura el "hombre honesto"; desde el rigor crítico de Kant con su concepción "formal" de la inteligencia y su sagacidad ante la ciencia, hasta el naturalismo ingenuo de Rousseau o el práctico de Pestalozzi; desde la lógica contundente de Herbart en su "Pedagogía derivada de los fines de la educación", hasta los pos­tulados científicos y positivistas de Com­te y su seguidores pragmáticos como Emilio Durkheim.
   La síntesis de todas esas actitudes dispares en criterios especulativos se hace cercana en conclusiones prácticas.
   El lema es que hay que enseñar lo mejor posible. Y la Didáctica, como estu­dio científico, de los modelos de aprender se detienen en tres centros de aten­ción preferente: el nivel del aprendiz: niños, adolescentes, jóvenes, adultos, sujetos normales, suje­tos deficientes: la materia o campo disciplinar en el que hay que trabajar: matemática, historia, ciencias natu­rales, conocimientos religiosos; y los ámbitos en donde se da la transmisión de conoci­mientos y la forma­ción: el esco­lar, el familiar o cualquier otro en donde el hombre se educa.
   Entre los muchos campos didácticos el religioso es uno que nos debe hacer pensar. Para la Didáctica de la materia religiosa, o que tiene que ver con la educación de la fe, los tres modos prefe­rentes de reflexión son condicionantes de la tarea educadora.
   +  La Didáctica aplicada a los contenidos religiosos tiene que apoyarse en la psicología religiosa de cada etapa evolutiva. Sólo así se puede crear cercanía que haga posible la conveniente transmisión y la suficiente animación.
   Para en­tender mejor lo que se debe hacer, enseñar, transmitir, según la capacidad receptiva y asimiladora del catequizando, hay que entender además que los contenidos religiosos son objetos de la aten­ción educa­dora de manera muy diferente según su identidad.
   La Didácti­ca ayuda a entender que un miste­rio no se presenta igual que un datos histórico de la Biblia, que un man­damiento exige visón diferente a una plegaria que se explica, que iluminar la conciencia no es lo mismo que alentar la afectividad o satisfacer la fantasía.
   Y no cabe duda que la Didáctica catequística habrá de ser muy diferente si la formación cristiana se diseña en un contacto escolar, en un ámbito parroquial o en un entorno familiar.

 

 
 

 

 

   

 

 

 

 

 

  La Didáctica es pues una ciencia de apoyo a todo proceso de aprendizaje. Es una ciencia que da luz en todas las cien­cias, también en la docencia religiosa. Pero debe superar algunas tenta­ciones que la puede perjudicar.


   - Debe superar el "enfoque positivis­ta" que en los últimos tiempos se la preten­de dar, como si su objetivo fuera conver­tirse en una manual de instrucciones para ahorrar energías y mejorar la cuenta de resultados. Caen en esas tentaciones quienes la convierten en una casuística.
    No está para resolver problemas de aula al estilo de consultorio radiofónico, sino para diseñar a largo alcance, según criterios sanos y profundos, los ideales de la educación y los caminos que asegu­ran la conquista de esos ideales. Pero eso la Didáctica debe preferir el análisis de criterios antes que el de casos.


   - El segundo riesgo es reducirse a una metodología diferencial según las materias. Es decir hay tentación de dete­nerse en exceso en el análisis de los conteni­dos al estudiar las diversas áreas docentes y no entrar a fondo en los procesos que se siguen para su demonio. Es cierto que debe atenderse a la Didáctica Diferencial, pero no quedarse en ellas. Por eso la formación religiosa tiene que nu­trirse de todos los procesos generales de formación: programas y programaciones, métodos activos y actividades varias, evaluaciones y reforzamientos.


   - Y el otro riesgo es el preferir la erudi­ción a la utilidad. Hay tantas corrientes que es agradable saber algo de todas y parecer actualizado como docente. Está bien vivir al tanto y aprovechar iniciativas. Pero el tacto pedagógico es más eficaz que los manuales recientes.
  No se debe olvidar el sentido práctico de la Didácticas, también en las actividades y áreas religiosas. ( Ver Pedagogía)