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Aquellas personas o autoridades que conducen, guían y ordenan la actividad de un grupo dirigido.
En cuanto responsables de una tarea formadora y animadora, los educadores de la fe y catequistas son, o tienen que ser, dirigentes, lo cual significa responsables, animadores, comprometidos, y acaso comprometedores. Pero deben serlo a su manera, es decir teniendo en cuenta la naturaleza de la tarea que desempeñan.
Con todo hay que reclamar también con la conveniencia de organizadores y dirigentes de los grupos que actúan en esta tarea. Las actividades catequísticas deben integrarse por lo general en estructuras organizativas muy ordenadas: un colegio, una parroquia, un movimiento o grupo cristianos.
Esas estructuras sí que necesitan buenos dirigentes con todas las dotes para que se asegure la eficacia según objetivos, la armonía entre los participantes, el respeto a la peculiariedad de la formación religiosa de la conciencia y de la inteligencia.
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