|  |    Del griego "dokime", prueba, y  "logos", tratado, se aplica el término en los ámbitos de la pedagogía  al arte o técnica de examinar, probar, evaluar. Se uso con frecuencia por  escritores franceses y menos en las demás lenguas.Si en tiempos antiguos, los exámenes o  controles de conocimientos o comportamientos escolares dependían sobre todo de  los juicios de los profesores, individual o colectivamente considerados, ante  el progreso de las ciencias de la educación, el control de los procesos  educativos se complica.
 Es normal que se hable de una técnica,  ciencia o práctica específica de esa función o tarea posterior a la transferencia  o docencia. Un tema o aspecto de esta función pedagógica es la valoración de la  formación religiosa. Una buena pedagogía ofrece también criterios evaluatorios  en las materias religiosas.
 La fe  en sí misma no se puede valorar ni numérica ni cualitativamente, pues pertenece  a la esfera de la intimidad espiritual. Sin embargo los conocimientos, la  cultura, la información que se adquiere, las destrezas y las actitudes que se  desarrollan sí puede ser objeto de una valoración relativamente objetiva.
 Con frecuencia esto se convierte en un  problema en los ámbitos escolares. Cuando se trata de valorar los  conocimientos religiosos muchos vacilan a la hora de cuantificar. Sin embargo  no es difícil conseguir criterios claros, instrumentos adecuados y el mismo  consenso de los demás educadores y de los mismos evaluados.
 Hacia ello debe tender el educador de la  fe, catequista o profesor de religión. Tendrá que superar una cierta tradición  negativo de quienes no ven claro.
 Pero será conveniente que deje a todos con  claridad que lo que evalúa no es la religión ni la fe, sino los conocimientos  y la cultura que en ese área se posee.
 
 
 
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