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El que recibe oficialmente el reconocimiento para enseñar con autoridad, por su capacidad humana y por su profunda actitud de fe.
Históricamente es calificación o categoría en la función docente, que se inició en las universidades medievales, donde los que terminaban un tiempo de estudios predeterminado recibían una "licencia" o permiso para ejercer la profesión: médico, notario, maestro. El primer documento que se conoce es de la Universidad de París. Pero en la de Bolonia era donde mejor estaba regulada la concesión de los títulos desde el siglo XIII.
En la mayor parte de la Universidades desde el siglo XIX la licencia se otorgaba después del título de Bachiller (palabra derivada de "beccellus" o pequeño báculo, signo de haber llegado al saber).
Si se demostraba sabiduría suficiente en la ciencia estudiaba, se concedía el titulo o categoría de doctor o capacidad para enseñar en la ciencia estudiada. El primer doctorado conocido fue otorgado en Bolonia el año 1276.
En los tiempos actuales el "doctorado" representa la cumbre de los estudios universitarios y se consigue después de la licenciatura y de un trabajo de investigación acreditado ante un tribunal.
Desde otra perspectiva eclesial, la Iglesia reconoce a determinados santos el título de doctor más como orientación para los cristianos que como honor los celestes protagonistas de tal doctorado. Lo hace por la excelencia de su doctrina, la abundancia de los escritos y la influencia en la Iglesia con sus enseñanzas.
Son 33 los santos que hoy tienen ese "doctorado": 13 Padres antiguos, 12 medievales, 10 posteriores al siglo XV. De ellos, 3 son mujeres: Sta. Teresa de Jesús, Sta. Catalina de Sena y Sta. Teresita de Lisieux. (Ver Canonización)
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