Dúplices, o dobles, se llamaban en la Edad Media a los monasterios que tenían zonas para varones y zonas para mujeres en el mismo edificio o en la misma propiedad, aunque estuvieran en edificios separados.
Fueron suprimidos en el siglo XIV, obligando a las religiosas a organizar su vida en otros edificios alejados de los masculinos e independizar jurídicamente los grupos de las Ordenes religiosas.