Ecumenismo
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   Es la tendencia o actitud eclesial de los creyentes que tratan de abrirse a las demás confesiones cristiana o no con acogida y comprensión, con fraterna solidaridad y el máximo respeto.
   Estrictamente no es sólo actitud pasiva de comprensión. Es movimiento de con­fluencia de doctrinas, de cultos, de promoción de valores y de apertura de relaciones interreligiosas.
   La Iglesia católica ha variado a lo largo del siglo XX muchas de sus consignas anteriores, más dialécticas, apologéticas y agresivas. Desde Juan XXIII sobre todo, ha asumido posturas tolerantes sin ser indifer­entes, comprensivas sin ser irenistas, dialogantes sin ser vacilantes. E invita a buscar caminos de diálogo y comprensión de las otras ideas religiosas, incluso en aquellos campos que afectan a su doctrina tradicional: autoridad del Papa, justificación, ritos sacramentales.
   Explora hoy con afición qué rasgos del mensaje que ella ha recibido pertenecen a la revelación y debe ofrecer a todos los hombres y cuáles son los aspectos que dependen más de la tradición y de los lenguajes para abrir cauces de respeto y de aliento en relación con los otros gru­pos, sobre todo cristianos.
   Por eso el diálogo ecuménico regresa continuamente a la doctrina de los Conci­lios antiguos que suele ser acogida sin reticencias por los grupos ortodoxos de oriente, los evangélicos y protestantes de la Edad Moderna y por los anglicanos.
   Los cristianos católicos, sobre todo desde el Concilio Vaticano II, con sus dos documentos sobre el diálogo interreligioso (Decreto "Unitatis redintegratio" sobre el Ecumenismo y Declaración "Nostrae aetate" sobre las relaciones con la confesiones no cristianas), ha reavivado los deseos de llegar a la unión de los seguidores de Jesús y au­mentar las posibilidades de convivencia religiosa.
   Pero se ha hecho más consciente de la actitud de Jesús, más eficaz para ganar adeptos que la agres­vidad de otros tiempos. Los diversos grupos reli­giosos han reaccionado de manera muy diferente, desde la disponi­bilidad de diversos grupos ortodoxos abiertos en el Oriente medio hasta la agresividad de los cerrados de Grecia y Rusia, desde la clausura de los integristas mahometanos con su proverbial fanatismo hasta la tolerancia benévola del budismo o del lamaísmo; desde la clau­sura del judío ortodoxo hasta la indiferencia de grupos anglicanos y evangélicos (protestantes). Cada grupo ha tenido su peculiar reacción.
   Con todo es preciso reconocer que, en general, la condescendencia religiosa y la comprensión de las demás confesiones han ganado terreno y prácticamente el proselitismo agresivo, la rivalidad litúr­gica o las polémicas doctrinales han sido reemplazadas por aires nuevos de acer­camiento y tolerancia.
   Por eso en nuestros días hay que asumir otro talante en la preparación de los catequizandos para relacionarse con los otros cre­yentes de la tierra. En los tiem­pos de fácil comunicación internacional y de masivos desplazamientos de poblaciones móviles el ecumenismo no es sólo una cuestión religiosa, sino un talante social y convivencial
   Hoy no se puede educar al cristiano en actitudes defensivas y polémicas, sino con disposiciones evangélicas. Pero ello no quiere decir que sea fácil el tratamien­to de determinadas situaciones. Los ele­men­tos conflictivos que más dejan perplejos a los ecumenistas son el cómo lograr la armonía entre proselitismo ce­rrado y evan­geliza­ción abierta, entre respeto virtuoso y egoísta indiferencia, entre conciencia y verdad. Y sin embargo tiene que haber un camino, tal vez misterioso y hasta milagroso, para que se cumpla la aspiración de Jesús: "Padre, que como Tú y yo somos uno, así ellos vivan en la unidad, para que el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn. 17.21)