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Metáfora que aparece sólo en S. Pablo (1 Tim. 1.4) y en Mateo (24. 1) para aludir al proceso de "construcción del edificio espiritual", que es la perfección del alma del seguidor de Cristo.
En algunos lugares más se alude a la edificación del cuerpo místico de Cristo. Ef. 4. 12-16 y 1 Cor. 14.26 y de la comunidad de los creyentes: 2 Cor. 10. 8 y Rom. 15. 20 y 1 Cor. 3. 10-17.
Con todo la idea de construcción aparece en otros lugares de la escritura, en metáforas como la de la torre (Lc. 14.28) o la referencia evangélica a la construcción y a la metafórica destrucción y reconstrucción del tempo por Jesús ( Mt. 27.40 y Mt. 26. 62)
Esa idea de construcción o edificación pasó a la ascética en tres sentidos:
- La perfección espiritual de la persona al modo de la construcción de un edificio.
- La armonía y el progreso de la Iglesia es una tarea similar a la construcción del templo o edificio en el que se ora.
- Dar buen ejemplo, edificar al prójimo, es algo promotor de ambas cosas: edificar a cada individuo, edificar a la comunidad cristiana.
Se mantiene la idea y el término en lo que se refiere a la mejora de vida, a las influencias "edificantes" de las personas virtuosas o de los modelos de vida.
Y no menos se conserva el término y el espíritu en la misma tarea educadora, que implica una edificación del mundo interior e interior que supone la formación de la conciencia y la configuración e la inteligencia.
No deja de ser interesante comprobar que las modernas preferencias educativas del constructivismo pedagógico y del estructuralismo vuelven a la similar metáfora del edificio configurado con ejes verticales y con ejes transversales (David Ausubel) para aludir a la interminable labor que se realiza en el hombre cuando se le prepara para el mañana.
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