Elección
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    El concepto de elección se halla profusamente vinculado con el mensaje divino de la salvación. Elegido fue un pueblo, elegida una tierra, elegida una familia, elegidos un tiempo, elegidos unos discípulos y elegidos unos apóstoles para un nuevo pueblo elegido por Dios.
    De las 55 veces que se emplean en el Nuevo Testamento textos relacionados con elección (eklegomai, exlektos, eklogé), la casi totalidad están asociados a la idea de "gracia divina para el hombre".
    El mismo Jesús es elegido del Padre: "Este es mi hijo, el elegido (ò ek-lelegmenos), a Él debéis escuchar" (Lc. 9.35). Y sus segui­dores son los elegidos. "No sois vosotros los que me habéis elegido a mí; soy yo el que os he elegido a vosotros" (Jn. 15.16). "Mu­chos son los llamados y pocos lo elegi­dos" (Mt. 20.16). "Dios hará justicia a sus elegidos" (Lc. 18.7)
    Es normal que la idea de elección, sinónimo de llamada, de selección entre muchos, de vocación se halle en la en­traña misma de la piedad cristiana en cuanto ella se basa en el Evangelio.
    Esa idea de elección se convierte en eclesial, cuando aludimos a las diversas llamadas que se hace en el seno de la Iglesia católica: elección al pontificado, elección para el episcopado o el sacerdocio, elección para la vida religiosa, elección para el apostolado y la misión diaco­nal, evangelizadora o ministerio.
    Es evidente que esa idea de elección está vinculada a los otros conceptos radicalmente evangélicos: gratuidad, compromiso, respuesta, fidelidad, dispo­sición. La Escritura está llena de elecciones modélicas y de respuestas variadas: Abraham, Jacob, Moisés, Samuel, David y cada uno de los profetas del Antiguo Testamento. Y en el Nuevo Testa­mento, Esteban es elegido (Hech 6.5), Pablo es elegido (Hech. 9.15), Pe­dro se declara elegido (Hech 15.7). Todos los seguidores de Jesús nos sabe­mos y sentimos "elegidos antes de la creación del mundo". (Ef. 1.4)
   Si todo esto es cierto, será de la máxima importancia educar a los hombres en la conciencia de elegidos. La vida cristia­na de amor al Reino es la respuesta a la elección.